Sobre cualquier otro tema lo único importante para los medios masivos de comunicación es Venezuela, asunto que ha capturado la endeble energía del gobierno colombiano convirtiéndolo en el pretexto perfecto para desentenderse de responsabilidades estatales. Se mira con preocupación el intachable acople entre la prensa política y el gobierno en el afán de sobresalir como protagonistas de un asunto que incumbe solo a los venezolanos.
Lastimosamente mucha gente en este país sigue secuestrada por el amarillismo y sensacionalismo de noticias que en el fondo trastornan la sensibilidad haciéndola endurecer hasta que el ser humano pierda cuidado de las cosas estructurales que pueden perjudicarle su propia vida. No puede haber mayor excusa que emplear la problemática internacional vecina para despistar a la opinión nacional, trasladándola a un mundo ajeno cuyo beneficiario no sería Colombia, al contrario, se convertiría en víctima por reflejo.
El entramado venezolano cayó como anillo al dedo en un gobierno con inmensos problemas como la corrupción estatal, persecución, desplazamiento, asesinatos y anarquía. El entrometimiento del régimen colombiano en el hermano país desde ya se considera una actitud desafiante y peligrosa. Con el paso de los días se empieza a notar que lo dicho por el patrón del imperio puede hacerse realidad en cuestión de horas, siendo la tierra del Corazón de Jesús el escampadero de las legiones armadas.
Nadie puede dudar que Estados Unidos es un país beligerante donde la confrontación armada siempre ha sido la salida contra cualquier sublevación de estados independientes que intentan desentonarse del imperio. En fin, lo que hoy debe preocupar a los nacionales además de los problemas internos es la inminente retaliación del gobierno venezolano en caso de una invasión armada por parte de los gringos. Necesariamente Colombia será la rampa de los invasores que intentarán tomarse a la patria bolivariana.
De moda se puso que los medios de comunicación de grandes empresas intensifiquen la información reiterando siempre una palabra, "régimen", que con el paso de los días rompe los tímpanos hasta de los más sensatos, haciéndoles creer que su significado es "dictadura", contrario a la realidad que expone que régimen es un conjunto de reglas en este caso para gobernar. Es bueno precisar que en el planeta los países se rigen por distintos regímenes como el presidencialista que hace parte Colombia, Venezuela y la mayoría de estados americanos; también están otros como el asambleísta, monárquico, entre otros.
Obviamente el enredo venezolano se ha convertido en la mejor cortina de humo para quienes están en deuda con la justicia nacional. En este momento son muy pocos los colombianos que insisten en darle continuidad a procesos que antes del alboroto bolivariano venían con gran fuerza. Lastimosamente el folclorismo de la mayoría de la gente no ha permitido que trasciendan los verdaderos asuntos que deben interesarle a la sociedad.
Como dice el honorable expresidente Pepe Mujica, "la tal democracia que se habla en Venezuela tiene olor a petróleo, agrega la eminencia en política, que al país bolivariano le están dejando una sola alternativa y es morir peleando". El pensamiento de este grande de la historia mundial es lo más sensato que he escuchado en medio de tanta parafernalia.
Queda claro que bien o mal a Nicolás Maduro lo eligió un pueblo; que hubo fraude o no, es otro tema que solo los venezolanos deben discutir y solucionar. También está claro que el autoproclamado presidente Guaido, es ilegítimo simplemente porque no surtió el proceso eleccionario que demanda la constitución bolivariana.
Frente a este hecho no queda otra alternativa que guardar distancia y facilitar espacios para una salida negociada, de lo contrario, pronto sonarán las trompetas de guerra donde nuestros compatriotas como ovejas al salero cruzaran la frontera y de inmediato se convertirán en carne de cañón. Con el cuento de obedecer al régimen de Donald Trump, muchos países subyugados ofrecerán la sangre de militares humildes como respuesta a una lealtad.
Es urgente cesar cualquier acto déspota contra el gobierno vecino, porque lo más probable es que la retaliación del mismo en el momento de una salvaje invasión por parte de mercantiles petroleros, llegue directamente a Colombia. No hay que olvidar que Venezuela tiene una de las flotas aéreas más grandes después de Estados Unidos y eso podría causar daños irreversibles en cuestión de minutos, todo por salvaguardar una democracia legítima sobre un gobierno cuestionado.