Mi familia --esposo, papá, mamá, hermano, hermana y yo-- está constituida por dos militares, uno en uso de buen retiro hace 12 años y que, por ende, vivió de frente la crudeza de la guerra con las Farc; otro en servicio activo desde hace 11 años, que también ha visto de frente la guerra con las Farc. Está, también, una señora consagrada a su familia y que siempre ha trabajado con su arte, además de dos estudiantes universitarios (uno a punto de graduarse y otra en la mitad de su carrera) y yo, profesional en Comunicación Social que trabaja en una rama del Ministerio de Defensa y siempre ha estado vincula laboralmente con las Fuerzas Militares.
¿A dónde quiero ir con esto?
Me llama profundamente la atención el hecho que tengamos posiciones tan diferentes frente al tema del plebiscito.
Mi papá, quien perdió a muchos de sus amigos y compañeros, es un radical detractor de todo lo que está pasando. Él está firme que Sí quiere la paz, luchó por ella por más de 20 años, pero no apoya la impunidad, no está de acuerdo que no haya cárcel para la guerrilla, entre otros puntos más y sé que nada ni nadie le hará cambiar de parecer, lo que él vio, vivió, sintió y perdió, es algo que sólo él sabe y entiende y no puedo juzgarlo ni señalarlo. Él, al igual que una gran cantidad de militares que hoy hacen uso de buen retiro, tiene razones muy fuertes para apoyar el NO.
Mi mamá, mis hermanos y yo, por el contrario, tenemos claro que, aunque no nos gustan muchas cosas, tenemos dudas y poca credibilidad en el gobierno y las Farc. Queremos el SÍ, tenemos claro que ese llanto desconsolado, que esa incertidumbre, que ese dolor que sentimos tantas veces cada que mi papá se iba a patrullar y durábamos meses sin saber de él, no es algo que queramos para nuestros hijos y sobrinos. Aunque sabemos que hay muchos baches y no son los acuerdos que más nos gusten, tenemos la convicción que es una gran oportunidad para el país; hemos sentido que las cosas sin han cambiado en estos cuatro años de negociación y que ahora con la firma van a mejorar mucho más.
Somos una familia unida y construida por sólidas bases de amor, respeto y tolerancia. Y todos, desde diferentes puntos, vivimos en la época que este país era bañado en sangre todos los días y por esos mismos ángulos en que vivimos y sufrimos la guerra, están marcadas nuestras posiciones con el SI y el NO.
Mi punto:
Cada quien tiene su posición y sus razones para apoyar el Si o el No. TODAS son respetables. Esa paz de la que tanto se habla por estos días empieza por el respeto al pensamiento de cada persona. Lo que sí tenemos que motivar es que la gente lea y entienda los acuerdos; que no nos dejemos influenciar por X ó Y político; tratar de construir el país que queremos desde los pequeños detalles, ladrillo a ladrillo, haciendo el bien y entendiendo que cada persona es un ser con pensamientos, vivencias y creencias muy diferentes a las propias.
@MujerConBotas