El presidente elegido puede ser cualquiera de la baraja. El problema es que cuando llegan están rodeados de mucha maldad y corrupción, en el Congreso, rama judicial, las cortes y los entes de control, manipulados por organizaciones que roban y buscan el mal. Es por eso que el elegido debe estar capacitado y convencido que hay que derrotar las mafias politiqueras, que no dejan gobernar y mantienen polarizado al país. Eso sí, que respete las propuestas y decisiones del pueblo soberano.
Hay que olvidar el miedo a las leyes y decretos absurdos, a las maquinarias politiqueras que producen la corrupción, al Congreso que aprueba en contra del pueblo, porque son títeres de un sistema que mantiene atado al presidente de turno.
Se necesita un Congreso nuevo que revise tanta ley y decretos mandados a recoger porque no producen sino daños a la sociedad.
Por ejemplo, en el proceso de paz cuando el pueblo dijo No, algunos congresistas enmermelados aprobaron leyes absurdas, y un presidente maniatado y títere de malas influencias dijo sí, y dejó el enfrentamiento de un pueblo que se polariza cada día más.
La mala justicia es culpable de la impunidad del crimen y la violencia porque no hay congresistas que reformen la justicia.
Se puede ver, en un simple ejemplo, con la muerte de una madre y un hijo causada por otro hijo de la familia Leal. El caso duró dos meses y fue condenado a 48 años.
En el caso de la JEP y quienes dejaron millones de víctimas del conflicto armado, en cerca de cinco años no han condenado a nadie, y ahora los victimarios dicen que es el impuesto del pueblo colombiano que sufrió las consecuencias, quien debe pagar a las víctimas. Nadie hace cumplir lo pactado y el Congreso se tapa los ojos.
El pueblo colombiano debe saber elegir a sus congresistas y también a sus diputados y concejales, para que se acabe el miedo que tiene la gente para votar por cualquier candidato.
El presidente elegido debe ser protegido sin miedo por su pueblo para lograr los cambios que lleven a mejorar la vida de los colombianos. El Congreso, las cortes y entes de control deben vigilar que lo bueno se respalde y lo malo se rechace. No puede existir en ellos dinero corrupto.
No es hora de odios ni lavado de ropa sucia entre candidatos. Buenos oradores con soluciones es lo que el pueblo quiere escuchar de amigos del elector. Los candidatos hoy parecen estar interesados en el dinero de las reposiciones de 1800 pesos por voto, que salen de los impuestos del pueblo. Es por eso que las encuestas muestran que la mayoría piensan que no van a votar por nadie.
