Hace unos meses, escribí una nota ciudadana titulada Vote, aunque se equivoque, pues es normal creer en las promesas y programas de gobierno de los candidatos y finalmente darse cuenta de que no se tomó la mejor decisión. No obstante, reflexionando en este tiempo, hice un análisis y definitivamente, uno no se debe dar el lujo de equivocarse nuevamente. La decisión de votar debe estar guiada por el candidato que mejor encaje en sus creencias políticas y en sus necesidades como colombiano, y para eso tiene que tener una certeza del 99%.
Entonces, vote por quien quiera y por quien cumpla sus deseos electorales, pero vote. No se puede arriesgar nuevamente a dejar que por culpa de la abstención de votantes habilitados, Colombia quede en manos de los mismos personajes. De hecho, según el libro de la Misión de Observación Electoral (MOE), Resultados Elecciones Presidenciales 1ra y 2da vuelta 2014, la abstención en primera vuelta fue de 17.633.775, equivalente a 53,5%, como aparece a continuación:
En cuanto a la segunda vuelta fue de 17.600.056, equivalente a 53,4%, según datos del mismo MOE, como aparece en la siguiente tabla:
Lo anterior, deja en evidencia la gran abstención que se presenta de votantes, lo mismo que los pocos votos en blanco que se reflejan, puesto que en estos casos queda una posibilidad muy mínima de acuerdo con lo estipulado en sentencia C-490 de 2011, que se refiere a votos en blanco con mayoría absoluta y no a mayoría simple es decir: se requiere que del total de votos válidos, el voto en blanco obtenga la mitad más uno; el 50% más uno, lo que significa que es algo imposible de lograr, si se tiene en cuenta, que en primera vuelta en 2014, votaron en blanco aproximadamente el 10% de los votantes de Santos y Zuluaga, y en segunda vuelta el voto en blanco se reduce a un 4% de los votos totales a Santos y Zuluaga.
Lo anterior deja una gran preocupación, puesto que para que se dé esa regla de mayoría absoluta, si el sufragante no está de acuerdo con ninguna candidatura, se deben aumentar más esos votos en blanco que generalmente son muy pocos con relación a los votos válidos y a las personas habilitadas para votar, a lo que incluso los votos nulos y no marcados que se desperdician en cada elección popular servirían en gran medida para aumentar ese porcentaje de votos en blanco, o al candidato por el que en verdad usted crea que valga la pena votar.
Por lo descrito anteriormente, la sugerencia en las elecciones que se aproximan es aumentar ese porcentaje de votos en blanco si eso es lo que se pretende y disminuir la abstención, toda vez que, según el informe del MOE, se puede observar que, esa abstención de 2014 fue más alta que la cantidad de votos válidos, por ello, estas estadísticas que se muestran después de cada elección generan una alerta gravísima desde hace muchos años a las cuales más de la mitad de colombianos les hacen caso omiso, por eso, vote, pero no se equivoque.