El despelote y desgreño actual de nuestro Estado de derechos y deberes es definitivamente multidimensional y sistémico, pues ha afectado por igual los valores, la política, las instituciones, la economía, la seguridad, la población, los ecosistemas, en definitiva, todo el medioambiente colombiano. Solucionarlo demandará profundos cambios estructurales, costosos en tiempo y dinero, y aunque a la larga muchos serán beneficiados, a corto plazo algunos deberemos pagar por ello.
Para explicarlo con plastilina, lo haré a través de la siguiente metáfora. Imaginemos que Colombia es una gran rodaja de pan, a la cual, durante todos sus años de existencia solo le han untado mermelada en una de sus cuatro esquinas. En esta maravillosa esquina, la mermelada más abundante ha sido untada a las grandes multinacionales y grupos económicos, al sistema financiero, a los clanes y mafias regionales, a los grandes empresarios, a los politiqueros corruptos, a los políticos, a los altos funcionarios públicos de los tres poderes, a los ricos del estrato 6, y finalmente, a los medio ricos de los estratos 5 y 4 (la mayoría profesionales con empleo estable). Al resto de la rodaja de pan, la mermelada solo se ha untado de manera esporádica y limitada (en época de elecciones) a una parte de la población que corresponde al estrato 3, y rara vez o nunca ha sido untada en las otras tres esquinas, que corresponden con los estratos 2, 1 y 0.
En principio, el cambio propuesto por Petro pretende untar mermelada en toda la rodaja de pan, lo que implica que, durante los primeros cuatro años del Pacto Histórico, mientras se enseña, aprende y produce mermelada propia, se deberá extraer la mermelada de la maravillosa y favorecida esquina mencionada. Esto implicará serios y fuertes ajustes a la dotación tradicional de mermelada, que muy probablemente alterará el statu quo y el modus operandi de sus consuetudinarios y tradicionales beneficiarios.
Por supuesto que dicha alteración será más sentida por los eslabones más débiles de la cadena, es decir, el de los medio ricos de los estratos 5 y 4, pues la mayoría de los eslabones fuertes de la cadena ni se han enterado, ni se enterarán, que viven en una esquina privilegiada de la tajada de pan y mucho menos que existe un país llamado Colombia. A ellos nada los afecta y seguirán como si nada.
Por todo eso, los ríos de leche y miel no se lograrán tan fácil ni tan pronto.
En definitiva, a pesar de lo que me toca, es conveniente entender que no es apropiado, ni sensato, ni religioso, ni mucho menos humano, vivir indiferente en una isla de bienestar individual, pero en medio de un océano de necesidades colectivas. Es necesario prepararse para lo que viene, educarse en amor propio y en amor al prójimo, educarse y participar en social democracia, pero, sobre todo, vivir con responsabilidad y armonía con el medioambiente.
