Próxima guerra versus defensa de la vida con dignidad
La dupla Uribe-Duque representa la propuesta de la guerra y de la muerte, y votar por ellos la garantiza y profundiza. Ese no puede ser el destino esperado, que vuelva a entregar incalculables cuentas de muerte, inhumanidad y riqueza colectiva invertidas por el odio y la sed de poder, que no descansará hasta imponer una vida de sumisión, el autoritarismo y el fin de la democracia.
Votar en blanco es votar por esa guerra, quitarle oportunidades a la paz y a los derechos. Votar por la paz solo se hace votando por el candidato que la encarna. Cuando se invoca un voto en blanco por principios no es lejano comparar la situación con León María Lozano, el Cóndor, líder de la época de violencia, que mataba y mandaba a matar liberales, descuartizarlos y tirarlos al río por fidelidad a unos principios.
No hay sueño de futuro, ni bienes materiales para cumplirlos, porque la guerra es la médula del régimen Uribe-Duque y es de largo aliento, sigue el espíritu nazi. Prepara juventudes como lo hicieron en las 38 escuelas de elite para formar varones y en las escuelas de novias de la liga nacionalsocialista de mujeres para admirar a Hitler, ser genéticamente impecables y profesionales en las faenas de la casa y sobre todo, aprender a no desobedecer a los guerreros.
Ojalá en la próxima guerra que nos ofrece el régimen Uribe-Duque los votos en blanco encuentren justificación cuando vean que los soldados sean los hijos de las elites, que cambiarían las universidades por un camuflado y fusiles, granadas y cambuches de verdad; que los oficiales fueran los jóvenes de clase media que rápido aprenderían a escuchar el estruendo de la muerte y a permanecer la noche en vigilia; y que los generales fueran los hijos de los campesinos que no tuvieron tierra para cultivar, ni universidad para estudiar. Así habría menos sufrimiento y se podrá esperar una tragedia menos cruel y despiadada y sobretodo más breve y más romántica, en la que los mutilados solo pierdan por un momento la esperanza pero nunca sus piernas ni sus brazos y que las fosas que tengan que hacer sea para enterrar desechos y excrementos, nunca cuerpos humanos, y que si aparecen el mosco marrano o el anopheles de la malaria, no los ataquen. Ojalá que ni en juego haya más barbarie Uribe-Duque, pero seguro es demasiado, es algo impensable para usted(es).
Los votos son para defender la vida con dignidad, votar blanco cuenta para el Reich
El presente y el futuro de la democracia se construye con demócratas esperanzados en forjar las condiciones materiales y simbólicas que liberen del temor y la miseria y permitan disfrutar las libertades y derechos conquistados, sin miedo, discriminación, ni ciudadanías de primera y de segunda y sin persecución por pensar de otra manera. Ese es el espíritu de unidad que convoca con urgencia a sellar con votos una alianza nacional por la defensa de la vida, la paz y los derechos, que detenga la reinstalación del proyecto Uribe-Duque, de profundas coincidencias con principios y prácticas del espíritu nazi, carente de sentido de humanidad y para el que la muerte vale más que la vida. El único y real objetivo del programa Uribe-Duque es consolidar definitivamente un reino de horror que en su intermedio tendrá a los uribes hijos, londoños, ordóñez, valencias y morales.
Aun en los momentos que el nazismo prometía someter a la Europa entera hubo alianzas que parecían imposibles para derrotarlo y hoy en Colombia ocurre lo mismo. El reto es remover obstáculos, más ideológicos y de prejuicios que reales, quitar inamovibles, trabajar por sueños y sumar, juntar jóvenes, mujeres, indígenas, afro, campesinos, inconformes, intelectuales, ecologistas, universitarios, LGTB, para vencer al miedo fabricado con engaño que invita a dudar o claudicar. Cada voto multiplica por un nuevo humanismo, con ética, política y para poner por encima el valor de la vida sobre la muerte.
Los votos en defensa de la vida y la dignidad no son votos en blanco. El blanco suma por la instalación del régimen del terror de Uribe-Duque. “La diferencia entre votar por el cambio y votar en blanco es la misma que separa la inteligencia de la estupidez”, porque el blanco es inútil, oscuro y no aporta para defender la democracia, y en cambio afirma una maniobra sucia que merece desprecio [1]. El voto en blanco aunque excuse una debilidad individual u oculte miedos, no impide que los beneficiados Uribe-Duque ajusten cuentas primero con críticos y opositores y después con ellos, porque para los nazis los débiles también son enemigos a exterminar, así lo hicieron antes, así lo harán ahora, así lo harán después.
Hay suficientes lecciones respecto que los votos de las derechas son fijos, de doctrina, de fidelidad, se distribuyeron entre liberales y conservadores (en acomodaciones de fragmentos temporales como Cambio Radical, cristianos, Unidad Nacional, Centro Democrático), que resultan ser variaciones sobre lo mismo y se deben a la obediencia al partido o la iglesia por lo que llaman cuestión de principios de respeto a los jefes, esos si siempre unidos en el único propósito de defender lo suyo y mantener el control del estado, que es su negocio.
Las cuentas de los votos Uribe-Duque llegaron a su límite máximo y como un karma son similares a las del número de víctimas que ellos mismos han producido. Pareciera que de cada victima saca un voto de sus dolientes olvidados, seducidos con pasiones que reviven el odio. Los otros votos sumados son más y tienen la urgencia de impedir que la democracia llegue a su fin y recomience el régimen del horror, en el que no habrá cupo posible para el futuro de ninguna otra opción política hasta el final de este siglo que apenas comenzó. Así sería para movimientos y partidos democráticos (Alianza Verde, visionarios, seguidores de Fajardo, Polo Democrático, progresistas, liberales independientes), y organizaciones sociales que quedarían en espera para el siglo XXII. Con Uribe-Duque lo que no es suyo sobra, menos los votos en blanco que esperan con paciencia y alientan con engaños.
Es claro que dejar conducir los votos de la esperanza hacia el voto en blanco o pretender justificarlo por disgusto personal o contrariedades subjetivas afecta y diluye la responsabilidad política de este único e irrepetible momento histórico, que sí se malgasta no se podrá repetir. O es ahora o la juventud de los jóvenes será inútil y la vejez de los viejos tendrá un triste final de derrota de sus conquistas alcanzadas por la Colombia nueva, libre, soberana, equitativa y con justicia social esperada. Es momento de urgencia y clamor para sanar heridas, aclarar zonas grises, cerrar diferencias y avanzar imparables entre matices, diferencias y partes para completar.
Posdata: Clamor Nacional. “Prefiero votar la paz y equivocarme que votar por la guerra y acertar”. Mockus.
[1] Saramago. J. En reflexiones sobre su obra “Ensayo sobre la lucidez” respecto a un voto blanco promovido contrariamente al que señalaba en su libro de lo que dijo , me habían pirateado libros, pero nunca una idea.