Tiene todo el valor del mundo para quienes lo haremos. Votamos por la integridad de Fajardo y Murillo, por su extraordinario programa, por su campaña, limpia como ninguna, por el respeto con el que se relacionan con sus adversarios, por su perseverancia
Tiene todo el valor del mundo para quienes lo haremos. Votamos por la integridad de Fajardo y Murillo, por su extraordinario programa, por su campaña, limpia como ninguna, por el respeto con el que se relacionan con sus adversarios, por su perseverancia
Con las encuestas que nos muestran a Sergio Fajardo disminuido frente a Rodolfo Hernández, que se parecen a esos vientos huracanados que, en apariencia, no permiten el movimiento, muchos hubieran esperado, hace rato, la claudicación. Al contrario, hemos visto a Fajardo y Murillo llenos de coraje, crecidos, alegres, recorriendo el país. Haciendo los mejores debates, defendiendo la mejor propuesta programática.
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Hemos visto a Fajardo y Murillo llenos de coraje, crecidos, alegres, recorriendo el país. Haciendo los mejores debates, defendiendo la mejor propuesta programática
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¿Qué valor tiene depositar el voto por el candidato que, según las encuestas, va de cuarto a una semana de la primera vuelta?
Tiene todo el valor del mundo para quienes lo haremos. Votamos por la integridad de Fajardo y Murillo, por su extraordinario programa, por su campaña, limpia como ninguna, por el respeto con el que se relacionan con sus adversarios, por su perseverancia.
Hay muchas circunstancias en la vida en las que mantener una posición, perseverar en medio de la adversidad y la incertidumbre, es la muestra del mayor coraje. Es el cuento de fondo del Viejo y el mar, de Hemingway.
Siempre he admirado a Fajardo y debo reconocer que no le conocía esa inmensa reserva de coraje y valor que ha mostrado en estas semanas en las que, por ejemplo, el candidato Rodolfo Hernández, carente de programa, de estándares discutibles de gestión y conocimientos, de respeto vacilante, le ha tomado clara ventaja en las encuestas. Al punto de amenazar al mismísimo Federico Gutiérrez en el pase a segunda vuelta. Hasta hace pocos días nadie discutía el hecho de que Petro y Fico eran los dos clasificados en primera…
Acá me vienen a la cabeza varias consideraciones sueltas:
¿Qué pasará en las mentes de aquellos que, por ejemplo, en las listas del Nuevo Liberalismo no pudieron clasificar a la nómina del Congreso y, pensándola bien, se fueron de inmediato a las toldas de Fico? Tanto espectáculo que dieron, tanta chanfita esperada y resulta que ahora, ¿podría colarse el santandereano?
¿O en la de quienes en el Pacto Histórico están absolutamente seguros del triunfo de Petro (cuestión de unos pocos votos en primera y con certeza, ganador en la segunda, piensan) y, de repente, ven nubes negras en el horizonte porque el “viejito” Rodolfo, como un caballo que viene por derecha, los puede sobrepasar? ¿Qué pasaría con aquellos congresistas que, buscando el árbol que más sombra da, de pronto sienten el vértigo de que su candidato podría no resultar elegido? ¿Tanta alharaca perdida?
Por otra parte, se me ocurre, que lo que ocurrirá entre primera y segunda vuelta (obvio, en el caso de que ningún candidato, es decir Petro, saque más del 50% el 29 de mayo) será el intento de seducción a indecisos y, particularmente, a ciudadanos que caben en esa franja que se ha denominado “centro” y que, desde luego, trasciende la votación de Fajardo.
Ha sido fácil ser muy guapo con los demás, como nos lo recuerdan a diario los políticos del transfuguismo, aquellos que hace pocos años apoyaban proyectos políticos opuestos, que han insultado, ofendido a sus contradictores políticos. ¿Cómo harán ahora para ganar aliados?
Los que votamos por Fajardo no tenemos esos problemas.
Votaré por Fajardo y Murillo, personas íntegras, de gran coraje, la fórmula mejor preparada para gobernar.
