“Como un campo de refugiados: así se ve la avenida de Greiff en sus cruces con las calles 54 y 56, ocupada otra vez por los indigentes que fueron retirados de la avenida del Río, con motivo del Foro Urbano Mundial.”
Así, descaradamente, comienza la noticia publicada hoy miércoles por el periódico El Colombiano titulada “Caos de habitantes de calle volvió a la avenida de Greiff”. (http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/C/caos_de_habitantes_de_calle_volvio_a_la_avenida_de_greiff/caos_de_habitantes_de_calle_volvio_a_la_avenida_de_greiff.asp)
Este diario dice sin matices lo que todos sabemos en Medellín pero que a la Alcaldía le gusta negar: que a los gamines e indigentes los esconden cuando hay que “mostrar limpia la casa”.
Medellín se ha caracterizado siempre por ser una ciudad que se esmera por hacer que sus certámenes siempre se realicen de la mejor manera posible, y eso está bien, pero para el tan mentado Foro Urbano Mundial, cuyo tema principal –irónicamente- era “Equidad Urbana en el Desarrollo”, decidieron que los habitantes de la calle no eran parte de la ciudad. Había que mostrar que aquí no había de eso.
¿Por qué se hace eso? Es sencillo: porque la institucionalidad de Medellín se jacta de que la ciudad es un paraíso, y pues es mejor que los señores finísimos de la ONU crean que acá no hay problemas graves de desigualdad y exclusión.
¿Acaso en la “Ciudad para la vida” que tanto pregona el alcalde Aníbal Gaviria hay vidas que es mejor esconder mientras vienen personas de afuera y puedan decir lo bonita e innovadora que es Medellín?
¿De qué sirve que supuestamente los hayan tratado como reyes en los albergues donde los escondieron, si los están considerando seres no dignos de ser vistos como parte de la ciudad?
Muy bien, alcalde Aníbal, muy bien. Qué bueno saber que en su Ciudad para la vida no todas las vidas valen lo mismo.