Me voy tranquila:
Me enseñaron desde chiquita que los principios son solo unos. Que no es posible hacer canjes en ellos porque el desequilibrio después es irrecuperable. Trabajé con todo el empeño y pasión posible porque creo que este país es hermoso, pero sobre todo porque sueño con que sea además un lugar lleno de oportunidades. Para los niños, las mujeres, los hombres, los blancos, negros, amarillos o rosados. Trabajé sin agendas dobles, sin cálculos distintos a sólo creer que era posible. Me llevo al SENA en el corazón y con la cabeza en alto. Las denuncias que realicé a la Procuraduría por presuntas irregularidades son inminentes y quedaron radicadas el día de ayer a las 8 de la mañana. Me volví incómoda. Los entes de control tienen la palabra.
Seguiré creyendo y confiando. Aprendí a qué huelen muchos rincones de Colombia y hoy más que nunca amo mi país.
Se también que nunca hay que apegarse a nada. Que nadie es indispensable y que todo llega y todo se va. Que tratar de convertir lo público en privado puede generar esos desequilibrios tan perjudiciales sobre todo para la gente que espera de los que dirigen, dirijan bien. Yo no sé si lo hice bien o no. Eso no me compete, lo que sí sé es que le metí las tripas. Me voy del SENA con el corazón contento y tranquilo. Conocí personas maravillosas y le agradezco a la vida por esta oportunidad. Seguiré tranquila. Todo pasa, todo llega y todo se va. Y en la vida hay que aprender a fluir. Ahora más liviana, eso sí.
Solo quería compartir estas líneas.