Así lo manifestó uno de los más aguerridos escuderos del patrón del Ubérrimo en un congreso realizado por el ‘Centro Democrático’, agregó que este partido no tiene nada de centro sino de ultraderecha, tal como deben ser las cosas. La expresión envenenada de este personaje no deja duda del odio desenfrenado de los dirigentes de esta agrupación política, caracterizada por su modus operandi. Al menos, Fernando Londoño, mostró el cobre como lo deberían de hacer el resto de la cúpula.
"Volver trizas el acuerdo de paz" es un mensaje que próximamente enraizará en la fanaticada colombiana que disfruta con la desgracia de los demás. El último plebiscito mostró la ignorancia y vulnerabilidad de millones de connacionales, quienes sin titubear cayeron en las artimañas de políticos picaros, tomando determinaciones contrarias al propio sentir. Esa sensación de que ganó el NO pero que el gobierno contrarió esta decisión, se ha venido alimentando ferozmente por parte de una oposición vengativa cuyo único propósito es retornar al poder a costa de lo que sea.
Alejandro Ordóñez, Paloma Valencia, Fernanda Cabal, María del Rosario Guerra, Oscar Iván Zuluaga, Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque, son los directos encomendados de obedecer órdenes del jefe máximo de la ultraderecha colombiana. No es de asombrarse de las opiniones emitidas desde esta tolda, todas son al mismo estilo. Con el paso de los días la fobia contra la humildad popular aumenta aceleradamente. Ellos son de los que piensan que el masoquismo psicológico tiene excelentes resultados, los hechos dan la razón
La frase desproporcionada de Londoño es la esencia del pensamiento innato de la dirigencia de esta agrupación beligerante que se fortalece con el folclorismo de los electores que no han entendido la esclavitud mental a la que se encuentran sometidos. Estos improperios son más peligrosos que las mismas balas de los grupos armados militarmente. Cada pronunciamiento de los abanderados de esta colectividad es estructurado en la base de la mezquindad, suficiente para dañar a una masa ansiosa de populismo y belicismo.
Hasta la fecha no hay fórmula que contrarreste este pensamiento sediento de sangre, ese que identifica a una supuesta organización partidista ufanada en sabiduría y magia de solucionar los problemas del país. Cabe aclarar que ni ‘Juanpa’ con su ‘tumbao’ ni Uribe y su discurso culebrero, tienen la clave para enfrentar la crisis social, económica y política de la tierra del ‘Corazón de Jesús’. El asunto es estructural, necesariamente se debe replantear el régimen que no es más que una ironía a la sana democracia.
Haciendo un detallado análisis se puede argumentar que la mayoría de los políticos son como los adolescentes, bailan en cualquier fiesta sin importar el motivo. Lo importante es rumbear y disfrutar el momento. Un campesino me contaba de la presencia de cierto senador que lo visita cada que hay campañas electorales, pero lo curioso dice el labriego, es que cada tres años que va a su casa lo hace con un partido diferente, inundándole la vivienda de vivos colores alusivos a su falsa "ideología". Finaliza el anciano hombre que él ya no cree en ese tipo de candidatos, es la misma puerca con diferente laso.
No existe ninguna diferencia entre centro democrático, conservadores, liberales, cambio radical, en fin; se pudo comprobar a raíz de otra desfachatez propia de la ‘patria boba’, referendo para definir familia. Solo en este país suceden estas estúpidas posturas para volver al pasado. A quien se le ocurre pensar que una persona viuda o soltera no puede adoptar hijos; solo a los oligarcas disfrazados de cristianos se les sobreviene una idea de esta magnitud.
No solo empiezan a "volver trizas" el proceso de paz sino la poca libertad del pueblo. Es como si lo tuvieran planificado para atacar por todos los lados. No se observan iniciativas propositivas que apunten a fortalecer un proceso que después de tantos años por fin las partes se ponen de acuerdo. Para nada les importa el sufrimiento de millones de víctimas que ha dejado el conflicto. El ambiente guerrerista de la actualidad simplemente concluye con exactitud que Colombia en su mayoría es un pueblo masoquista y egoísta.
"Volver trizas un proceso de paz" es como anunciarles a los colombianos que se debe retornar a la confrontación armada, esa que deja sendos dividendos a quienes la lideran y muertos dentro de los esclavos. Colombia necesita sangre dicen los radicales, esos que desde la comodidad de sus estratos disfrutan de la realidad nacional como una película.