La ambición y la codicia son y serán los males del siglo XXI. En el mundo y en Colombia, en particular, se han atrevido a desafiar la naturaleza. Dos eventos desafortunados para el país se han generado en estos últimos cinco meses.
El primero, la caída del que sería el puente más largo de Colombia, ubicado en la vía Bogotá-Villavicencio. Ante eso, el presidente Santos salió al paso diciendo que "no puede volver a ocurrir una tragedia así”; sin embargo, eso mismo dijo hace tres años con lo ocurrido en la Guajira con los más de 5.000 niños muertos por desnutrición. De hecho, en ese entonces expresó: “no habrá un niño muerto más en la Guajira por desnutrición”, “esto no puede volver a ocurrir” y "miremos las estadísticas cuántos muertos más han ocurrido".
Por otro lado, el segundo evento desafortunado fue el ocurrido recientemente en la hidroeléctrica de Ituango, cuando por la fuerza del caudal del río Cauca se reventó el túnel construido por EPM en la ejecución de la obra. El asunto fue de tal gravedad que el gobernador de Antioquia Luis Pérez alcanzó a expresar que EPM le ocultó información.
Pues bien, Colombia debe recordar que cuando se visibilizó lo que ocurría en la Guajira sobre el tema de las muertes de los niños por desnutrición, los medios nacionales, entre ellos la prensa escrita, hablada y los noticieros de los canales nacionales de televisión Caracol y Rcn, calificaron al departamento como el más corrupto de Colombia, estigmatizándolo de tal manera que buscaron responsables y algunos dirigentes del departamento están en la cárcel por esas denuncias. No obstante, de manera inexplicable esos mismos medios de comunicación que arriba describo solo se han limitado a informar la noticia de los desastrosos eventos del puente Chirajara e Hidroituango, sin informarle al pueblo colombiano quién o quiénes son los responsables y contratistas de esos megaproyectos; aunque en ambos eventos hay “salvadores” o “sabios intelectuales” que tratan de quitarle responsabilidad a quienes la tienen y se han atrevido a expresar que pudo haberse presentado algún tipo de movimiento sísmico o falla geológica.
Cabe anotar que en estos megaproyectos se ha venido desafiando a la naturaleza, sin importar que con la naturaleza no se juega. Por ejemplo, en el primer caso, el del puente Chirajara, la empresa contratante que es Coviandes subcontrató la realización de la obra con una empresa constructora. Entonces nos preguntamos, si Coviandes es la contratista, ¿por qué no realiza la obra? Así mismo, en el segundo caso, es decir, el de Hidroituango, las condiciones geológicas de los suelos y la naturaleza fueron desconocidas, porque la dinámica hidráulica de los ríos es imposible de prever y al abusar e ignorar ese importante detalle se pasa por encima aspectos técnicos que tuvieron que haberse considerado.
Algunos tienden a justificar esta clase de eventos como desastres naturales, pero están totalmente equivocados y dan la impresión de que tratan de engañar a los ingenuos, porque al construir semejante túnel tenían que tener en cuenta los posibles deslizamientos, como el que ocurrió en alguna de las laderas próximas a esos túneles construidos. Ahora tratarán de tranquilizar al pueblo colombiano con la triste historia de un evento sísmico o de un desastre natural, los cuales nada tienen de natural.
Estos son eventos forzados por la acción antrópica. La construcción de hidroeléctricas, represas, vías alteran los caudales de los ríos, y si no se tiene en cuenta el impacto ambiental negativo que genera la deforestación, la cual acelerando la sedimentación y la destrucción de la capa vegetal como amortiguadora natural de las aguas lluvias, el resultado es el ocurrido. Estos posibles eventos predecibles en estos megaproyectos deberían estar reflejados en el estudio de impacto ambiental de la obra.
El presidente del Banco Mundial ha expresado que estos casos devastadores generan graves consecuencias humanas y económicas, a lo que agrego que al final son los pobres quienes pagan el precio más alto. Desde mi perspectiva, este deslizamiento fue generado por la deforestación de la zona y el movimiento de tierra para la excavación del túnel, causando un desequilibrio ecológico en la zona.
Para cerrar, preguntamos: ¿quiénes son los contratistas de Hidroituango?, ¿por qué Caracol y Rcn no han realizado una interesante investigación de quién o quiénes son los responsables y contratistas de estos dos desastres ocurridos en el país, así como si se ensañaron y estigmatizaron al departamento de la Guajira? ¿Será que no hay corrupción en estos desastres?