Viendo su última intervención en redes sociales, y después de haber digerido la vergüenza y el dolor de verla uniéndose a un partido de ya no dudoso sino comprobado proceder, me permito escribirle esta carta para hacer público mi profundo dolor y desacuerdo con su accionar. Lo hago público porque creo que es importante que los colombianos que no son creyentes sepan que usted no nos representa a todos los cristianos, mucho menos ahora.
Usted comienza arremetiendo contra aquellos que le expresaron su desconcierto y dolor al momento de su adhesión a la campaña del uribismo. Dice que “desconoce el cristianismo” de aquellos que le criticaron su movida política, y nos dice que “no debemos juzgar para ser juzgados ya que nuestra ley es la del amor perfecto”. Sin embargo, antes de hacer otras aclaraciones me permito recordarle que usted en sus últimas intervenciones juzgó y acusó con el mismo lenguaje usado en su contra, con esos mismos “epítetos agraviantes” a otros partidos por presunta "persecución" y al gobierno Santos de muchas cosas con y sin fundamento. La verdad no entiendo cómo en su madurez política no sabe diferenciar entre opinar y juzgar los actuares de las posturas políticas de aquellos que tienen un deber con los que representan, y otra muy diferente es juzgar la vida personal de alguien. Creo que en lo personal, ni nosotros ni nadie tiene derecho a juzgarla porque aquí no existe alguien moralmente intachable.
Usted continúa refiriéndose al odio al que, según usted, la izquierda representa, razón por la cual se une a la extrema derecha. Sin embargo, usted misma también acusó de ese mismo odio divisorio al uribismo en varias ocasiones. De su misma boca salieron palabras como que Uribe representaba el odio y la intolerancia y que usted al contrario se paraba en la reconciliación. Ese mismo partido que no permite que Colombia sane un episodio de su guerra constante, que llena a la gente de una repugnancia visceral hacia todo aquel que hable de justicia social, de reforma agraria y de derechos humanos y que acusa a todo aquel que defiende al necesitado de “castrochavista” y de “socialista”, a ese partido usted se une porque dice que está “libre de odios” y porque tiene una idoneidad moral. Qué contradicción.
Me sorprende que usted con toda su educación de verdad piense que nosotros estamos a vísperas de un castrochavismo si la derecha no gana estas próximas elecciones (término de hecho inventado por los propagandistas uribistas). ¿Acaso toda la izquierda en Colombia es comunista? ¿No recuerda usted los aportes de la izquierda a la constitución del 91 de la que usted también hizo parte? Más bien, usted como jurista ¿no ve que el accionar del uribismo quiere precisamente asegurar que todo el poder quede en sus manos y así parecernos más a la catástrofe venezolana, pero en este caso de extrema derecha? Colombia está muy lejos de ser una dictadura de izquierda por el solo hecho de que gran parte del país es de derecha y tiene su representación ya mayoritaria en el Congreso y en gran parte del ejecutivo. Esto usted como abogada lo sabe, entonces ¿por qué ayuda a alimentar miedos sin fundamento?
Por otra parte, quiero preguntarle: ¿acaso es la familia conformada por mamá y papá la única y mayor solución a los problemas que aqueja nuestro país? Yo personalmente entiendo que una persona con mediana o mínima educación logre ser manipulada para creer que para salvar a Colombia lo más importante es no dejar a los homosexuales adoptar, ¿pero usted? Lo digo porque en su última declaración dejó claro que este punto acerca de la familia es la razón por la cual usted encuentra a Duque como idóneo, y hace ver que esta es la razón principal de su campaña. La justicia social, eliminar la corrupción, garantizar el funcionamiento de las vías legales, y demás quedaron por fuera de su discurso y de sus razones para apoyar el uribismo.
Usted, que quizá de los cristianos en la política más que nadie conoce la realidad de nuestro país, del accionar ilegal y lleno de odio del uribismo (como usted misma lo manifestó y denunció en muchas ocasiones), ahora de la nada sale a decir que es el más apto para su postura. Usted conoce la mucha corrupción, y malos manejos de poder que ese mismo partido representa. Usted misma impulsó el proceso en contra de Andrés Felipe Arias no solo por corrupción sino por injusticia. Robarles a los campesinos para darle a los más ricos del país usted misma lo condenó en su momento. Precisamente ese partido tiene el cinismo de acusarla a usted de corrupta por denunciar a Arias, a usted que tanto dice que su proceder ha sido intachable. ¿Qué pasó?
Antes de que usted renunciara de su candidatura, ese mismo partido Centro Democrático la acusaba de no ser idónea para representar al pueblo cristiano por su situación familiar. Ellos le hacían la guerra sucia, citando versículos bíblicos y diciendo que usted carecía de autoridad moral para ejercer un cargo público y que, por eso, los cristianos debían irse con Iván Duque. Hablo del youtuber Oswaldo Ortíz, que trataba de ganar adeptos cristianos para el Centro Democrático a costa de quitárselos a usted.
Por último, creo que no se puede hablar de moral y respaldar a un partido plagado de corrupción y de crímenes de todo tipo, incluyendo crímenes de lesa humanidad por parte del paramilitarismo en la parapolítica; un partido que llena de odios al país no solo hacia una izquierda que también ha aportado mucho, sino a todos los que piensen y actúen diferente a ellos, como usted también sabe. Le recuerdo que la moralidad bíblica se ve representada también y de hecho mayormente en la justicia social desde la vida pública y este partido Centro Democrático es una completa antítesis al deseo divino de justicia que usted pretendió representar.
De mi parte siempre tendrá mi respeto como persona. Creo que usted le hizo mucho bien al país en su vida pública como fiscal. Sin embargo, usted perdió mi respaldo y admiración no por cuestiones de opinión política, que hasta hace unos días aún respetaba sin compartir, sino porque con esta adhesión al uribismo usted misma cayó en la más profunda contradicción moral y de principios, y sí, en un oportunismo barato y politiquero.
Para terminar, el hecho de que muchos critiquemos su actuar no nos hace menos cristianos, tampoco nos hace sus enemigos, o sus perseguidores. Nos hace críticos a una postura que para nosotros carece de sentido y de moralidad y está llena de contradicciones. Nosotros, como usted, hacemos el uso de nuestro derecho a la libre expresión.
