Viva Colombia: de los bajos precios al mal trato a sus clientes

Viva Colombia: de los bajos precios al mal trato a sus clientes

"Dieron la orden de cerrar el embarco para presionarme a abordar y dejar a mi pareja sola en esa ciudad, 'váyase usted o los dejamos a los dos' me dijeron"

Por: Camilo Alcalde
junio 22, 2017
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Viva Colombia: de los bajos precios al mal trato a sus clientes
Foto: hispaviacion.es

El pasado sábado 17 de junio viajé de Santa Marta a Bogotá en el vuelo FC8119 de la aerolínea Viva Colombia, y aunque inicialmente elegí la aerolínea por los relativos precios bajos, nunca imaginé que me iba a terminar sometiendo al mal trato y a la pérdida de parte de mi equipaje, con un costo mayor al que habría pagado de haber escogido una buena empresa. Definitivamente, lo barato sale caro.

Viajaba con mi pareja y en el momento del abordaje a ella no la dejaron pasar por tener un equipaje de mano que excedía las medidas permitidas, las cuales son puestas de manera tramposa en la letra pequeña del pasabordo, que además dice que exceder las medidas ''tendrá un costo adicional'', pero en ninguna parte dice cuál es ese costo adicional, que para nuestra sorpresa era de $84.000, es decir, casi alcanzaba el precio del tiquete de un pasajero, solo por unos centímetros de más que ponían una carpa de camping pequeña y un sleeping. Difícil de comprender es que con ese mismo equipaje yo había viajado en días anteriores en el trayecto Bogotá- Cartagena por la misma aerolínea y no me dijeron absolutamente nada, por lo cual no nos preocupamos de que esta vez fuéramos a tener inconveniente, además, hubo otros pasajeros que sí los dejaron pasar con maletas de tamaño similar y el mismo tipo de elementos

Aunque yo ya había pasado de la sala de abordaje, solo una puerta me separaba de ella y a pesar de que mi equipaje era más pequeño y mi pareja habría podido transferir parte del peso de su maleta al mío, los funcionarios de la aerolínea se negaron rotundamente y hasta se interpusieron físicamente entre ella y yo para que no pudiéramos redistribuir las cargas. Ante el desespero, y lo que parecía una inminente pérdida del vuelo y quedar en una ciudad desconocida sin personas que pudieran ayudarnos, sin hospedaje y sin dinero para sostenernos allá, nos disponíamos a hacer el pago de la penalidad, pero mayor fue nuestra sorpresa cuando tampoco nos quisieron recibir el pago que pensábamos hacer, una parte en efectivo y la otra con tarjeta que porque debía realizarse en su totalidad con el mismo medio. Ahora me alegro de no haberle dado mayores ganancias a una empresa tramposa, usurera y de mala calidad.

Dieron la orden de cerrar el embarco para presionarme a abordar y dejar a mi pareja sola en esa ciudad, ''váyase usted o los dejamos a los dos'' me dijeron, y con una cada vez mayor presión psicológica, llegaron al colmo de hacerla llorar y rogar que nos dejaran pasar para no tener que quedarnos allí o para no tener que dejar nuestras pertenencias en el aeropuerto. Ninguna de las dos eran opciones viables para nosotros y cuando les dijimos eso solo nos respondieron que lo que pasara con nosotros o el equipaje no era su problema. Aunque no se puede esperar más de una empresa cuyo ánimo de existencia es obviamente el lucro, lo cual no está mal, sí queda claro que en nada le importa la suerte de sus clientes. Tuvimos —reitero que bajo presión psicológica— que vaciar parte de la maleta, pues fue la única salida que nos dieron, o dejábamos nuestro equipaje o ellos nos dejaban a nosotros y cerraron el altercado con un ''tienen 30 segundos para llegar al avión o los dejamos''.

Preguntamos a la tripulación sobre qué pasaría con nuestras cosas y nos dijeron que tocaba preguntar al personal en tierra a la llegada a Bogotá, una vez en el aeropuerto El Dorado, preguntamos en la sala de recepción de equipaje a otro funcionario y la única y genial respuesta que nos dio fue que lo único que se podía hacer era volver a Santa Marta a recoger las cosas, que la aerolínea no podía tocar nuestras pertenencias, que no asumía ninguna responsabilidad y que eso lo recogía el personal de seguridad y de equipaje abandonado, como si hubiera sido una descuido nuestro y no una intransigencia de la empresa. Nos dirigimos a la oficina de Viva Colombia y recibimos la misma respuesta, quisimos hablar con un superior y tampoco nos quisieron atender, nos remitieron a una de las ventanillas donde se hace Check in y luego de hacernos esperar una hora solo nos dieron un formato de felicitaciones, observaciones o sugerencias, pero no la opción de quejas y reclamos. Radicamos el formato y hasta la fecha no hemos recibido respuesta.

Coletilla. Es sorprendente la idea no descartada del fundador de la empresa de ofrecer vuelos de pie. Señor William Shaw, antes de preocuparse por ofrecer nuevos servicios preocúpese de cómo los actuales los convierte en servicios de calidad, pues méritos hacen para ser llamados el Transmilenio del aire. Si uno se aguanta una hora de pie en dicho medio es porque le toca y no porque le guste seguir llenando las arcas de una pésima empresa que se enriquece con el mal servicio a sus clientes, ni sentado me vuelvo a aguantar a Viva Colombia.

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