Una visita sorpresa anunciada la mañana del 5 de diciembre por la Unesco, la entidad que desde 1984 le otorgó el status de Patrimonio histórico de la humanidad, puede arrebatarle la distinción y con ello quitarle uno de los atractivos que hacen a Cartagena únicos.
El desborde de adefesios arquitectónicos, construidos con complicidad de las alcaldías en donde la corrupción en la oficina de Planeación municipal y entre los curadores se convirtió en un hecho notorio, llevó a la entidad a actuar con urgencia. Ademas de las irregularidades que violan las reglas de respeto patrimonial se juntan las últimas intervenciones que el alcalde (E) Londoño Zureck ha ordenado sobre andenes en la ciudad amurallada.
La misión de la Unesco llegará a La Heroica en 15 días, fecha definitiva para la suerte de Cartagena y tal como están las cosas se augura un mal pronóstico. La ministra de Cultura Mariana Garcés, ha prendido la alarma en distintas ocasiones pero las autoridades locales de la ciudad no han sido receptivas a los llamados y han sacrificado el valor patrimonial por el negocio de los constructores.