"Tu eres mía y de nadie más", de cómo mi novio me acabó con 'su amor'

"Tu eres mía y de nadie más", de cómo mi novio me acabó con 'su amor'

"De esa horrible experiencia quedaron muchas enseñanzas, sobre todo las relacionadas con amor propio, autoestima, respeto y determinación"

Por: Carolina Castillo Camargo
febrero 08, 2017
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Foto: ilustración - archivo zacatecas.com

Ese cuento que muchas veces decimos de –no me arrepiento de nada- en mi caso, es falso, yo me arrepiento de haber permitido que me violentaran psicológicamente hace algunos años, por quien en ese entonces fue mi novio por casi tres años.

Las razones por las que una persona aguanta maltrato físico y psicológico pasa por muchos puntos, en mi caso personal, culpo a mi inexperiencia en la vida (estaba en el rango de los 19 a 20 años más o menos), a mi falta de carácter y a los problemas que por culpa de mi rebeldía tenía con mis padres (creía que ellos eran los malos y yo una pobre adolescente incomprendida).

Hoy en día, cuando me siento a mirar mi pasado y analizar esa tóxica relación de la que me arrepentiré toda la vida, pero de la que también aprendí que nada ni nadie puede socavar en mi amor propio; me doy cuenta que desde el principio se presentaron esas señales de las que todos los psicólogos hablan.

Recuerdo que desde que nos hicimos novios, empezaron comentarios como “por qué hablas tanto con fulanito”, “si estás conmigo no le respondas el celular a nadie”, “el día que me dejes me muero”, “tú eres mía y de nadie más”, “no necesitas amigos, a mí me puedes contar todo y desahogarte” y yo, ingenua e inexperta, creía que esas eran románticas demostraciones de amor.

La verdad es que no paso mucho para que esas frases pronunciadas de manera dulce, fueran remplazadas por gritos, prohibiciones directas y humillaciones; en ese entonces aún vivía con mis padres y estaba en la universidad, en varias ocasiones se me presentaron oportunidades para ir practicando lo que aprendía en mis clases de Comunicación Social, pero él, siempre tuvo comentarios castrantes que me minimizaban y hacían creer que era demasiado poca cosa para enfrentarme a los retos de la vida.

Aunque nunca vi mi futuro al lado de él y en el fondo quería romper con esa relación, me sentía amarrada emocionalmente, me sentía débil y llegué a tener la falsa idea que nadie iba a fijarse en alguien como yo.

Recuerdo que un día mi paciencia se rebotó y decidí dejarlo, pero al día siguiente me llamó muy temprano en son de paz a preguntarme si quería que me llevara a la U, pero estaba decidida a no más y le respondí que ni loca me subía a la moto con él, porque conociendo sus arranques de rabia, era capaz de estrellarse con tal de hacerme daño para que no lo dejara o no estuviera con nadie más.

Ese día me fui en el carro de mis papas y a las horas recibí un mensaje que decía que ese hombre se había accidentando en la autopista y lo tenían gravemente herido en el hospital. Mi rabia y decisión se desaparecieron y las remplazó el cargo de conciencia y la preocupación. Allí empezó un proceso de acompañamiento en la recuperación que fue bastante difícil, en resumen… volvimos. No sé si lo hice por lastima, cargo de conciencia o por algún sentimiento de amor que aún me quedaba.

La estocada final que me hizo reaccionar fue cuando estábamos en la casa de un compañero de la universidad haciendo trabajos, cuando me llegó un mensaje al celular y yo no quise decirle que decía o de quien era, lo que ocasionó un ataque de rabia en el que me golpeo y forcejeo conmigo para quitarme el celular y destruirlo totalmente incluyendo la sim card.

En ese momento empezó la otra pesadilla, llamadas amenazantes, persecuciones y hasta show de gritos frente a mi casa… de hecho creo que la reja del garaje de mis padres aún tiene registro de un golpe que dio con la moto en un intento de entrar a la fuerza.

No recuerdo muy bien cómo se calmaron las cosas. Lo cierto del caso es que no supe más de ese hombre, al poco tiempo se retiró de la universidad y supe por amigos en común que nunca terminó la carrera.

Después de eso, empezó un proceso largo y doloroso, la violencia psicológica deja marcas que pasan desapercibidas ante el mundo, la recuperación es lenta y reconciliarse consigo mismo después que permites que te minimicen como ser humano no es fácil, pues allí empiezan los cargos de conciencia, las peleas internas por haber permitido tantas cosas feas, después llega el aprendizaje y mucho tiempo después asumes lo vivido y corriges lo necesario para que la historia no se repita (por lo menos en mi caso). Eso sí, el acompañamiento familiar y de amigos es de vital importancia.

Pdta: Escribo y comparto una experiencia vivida hace más de 8 años, para que muchas mujeres que están pasando por situaciones similares, se den cuenta que no son las únicas, que las prohibiciones en una relación no van ligadas al amor. Para que tengan un espejo y no se sigan dejando pisotear y humillar. Cuando nos volvemos permisivos con la violencia, nos volvemos cómplices y adquirimos responsabilidad sobre el maltrato recibido.

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