¿Violencia contra la libertad de prensa, un falso positivo?

¿Violencia contra la libertad de prensa, un falso positivo?

De acuerdo con esta mirada, los grandes grupos económicos, dueños de los medios, son los que imponen ciertos controles a los periodistas para garantizar sus intereses

Por: OELANDO MARIN SANCHEZ
junio 19, 2019
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¿Violencia contra la libertad de prensa, un falso positivo?
Foto: Captura de video - Caracol

La agresión a la libertad de prensa, ejercida por los propietarios de medios de comunicación, es a su vez aparentemente presentada y protestada a través de los medios, pero efectivamente materializada por los propietarios de estos. Veámos.

Sagazmente, los propietarios de los grandes medios de comunicación detrás de la emisión de múltiples noticias sobre la violencia contra la libertad de prensa ocultan verdades con coordinación de los propios medios de prensa y con la connivencia —en ocasiones ingenua, otras con conocimiento de causa— de los propios periodistas, quienes al cohonestar esos procederes se hacen cómplices de los mismos. Actuación que ahora conocemos como un falso positivo consistente en el ocultamiento de una verdadera violencia causada por el poder económico, que con sus dineros logra ocultar las grandes verdades que les conviene mantener ocultas, acallando a los periodistas en su función de informar libre y conscientemente, manteniéndolos de esa manera bajo su mando y poder, bajo el postulado “o dices lo que conviene o no tendrás lugar en los medios”, siendo esa una verdad que se apuña desde los grandes grupos económicos en contra de la sociedad, arrasando la profesión de los comunicadores sociales.

Sí, la violencia contra libertad de prensa deviene de los grandes grupos económicos del país, como propietarios de los medios de comunicación, que acallan las voces de la verdad cuando de alguna manera puedan afectar sus mezquinos intereses de riqueza, y es así como fácilmente lo hacen al amparo de su poder económico, preordenando a su conveniencia y arbitrio lo que los periodistas publican, y de esa forma, ejerciendo la verdadera violencia contra la libertad de prensa, que es ocultada con las cortinas noticiosas sobre hechos violentos que se muestran contra periodistas, pero es de esa manera que los grandes grupos económicos de nuestro país ejercen la violencia en contra de la libertad de prensa.

De esa roma, en primer lugar, vulneran los tres principales palmares del periodismo, violentando el derecho de las víctimas a expresar y difundir sus ideas, opiniones e informaciones.

En segundo lugar, los periodistas que hacen lo que se les ordena, generan un verdadero efecto amedrentador y de apabullante silenciamiento  en sus pares, que redunda en el oscurantismo, a su vez, impunidad en los sucesos criminales y corruptos de la sociedad.

En tercer lugar, y no menos importante que los anteriores, pues es la esencia de esa profesión en lo hace al servicio que presta, violentan los derechos que le asisten a las personas y a la sociedad en general, a buscar y recibir informaciones e ideas de cualquier tipo que propendan por el bienestar, la prosperidad y la paz.

Tal es el efecto dañino causado a la sociedad por los propietarios de los medios de comunicación y a su vez de los noticieros, que logran a través de sus mecanismos cegar a los miembros de la sociedad hasta llevarlos a creer que las únicas fórmulas de solución, por ejemplo en el ámbito electoral, son las que ellos de manera repetitiva presentan a la sociedad a través de sus medios, haciendo uso de su poder manipulador y a su vez apabullantemente dañino, pues mantienen a la sociedad en una constante zozobra ante la falta de solución de los diferentes problemas que le agobian.

Por estos días, a modo de ejemplo, a través del “especialísimo” programa de televisión Colombia en Contexto #ParaDóndeVaElPaís, transmitido por Noticias Caracol, un grupo de personas en apariencia, porque así muy seguramente se les dijo por sus patrones que hicieran, se abrogaron la pretenciosa facultad de poner a Colombia en contexto bajo la propuesta de dar "una mirada al futuro de un país que lucha por no caer en el pesimismo".

Ese "especial" programa de televisión, de seguro creado, editado y coordinado por los grupos económicos como propietarios de los grandes medios de comunicación, al margen de cualesquiera actitud o pretensión altruista, está presuntuosamente adelantado y presentado por quienes además creen ostentar un elevado nivel representativo y participativo en nuestra sociedad, nivel que solo ostentan en el reducido marco social del periodismo.

El “especialísimo” programa Colombia en Contexto #ParaDóndeVaElPaís es presentado por periodistas como trabajadores de los particulares medios de comunicación que se seguidamente se precisan:

  1. Juan Roberto Vargas empleado como director de Caracol Noticias de Caracol Televisión (del Grupo Económico Santo Domingo).
  1. Yolanda Ruiz trabajadora como directora de Noticias de RCN Radio (del Grupo Económico Ardila Lulle).
  1. Roberto Pombo contratado como director de El Tiempo (del Grupo Empresarial Luis Carlos Sarmiento Angulo).
  1. María Alejandra Villamizar, columnista y analista política también dependiente al servicio de Caracol.

Ese panorama de ilustres periodistas, circunstancialmente oculta y modifica totalmente a conveniencia de sus propietarios la información pertinente y detallada de la problemática nacional, por cuenta de la evidente conexión de dependencia que se evidencia de dichos mismos para con los medios de comunicación que son quienes pagan sus salarios, siendo conveniente para la especificidad del presente artículo, resaltar que muy fácil y evidentemente se puede apreciar que Caracol Televisión, RCN Televisión y el periódico El Tiempo son medios de comunicación nada menos ni nada más que de propiedad del Grupo Económico Santo Domingo, Grupo Económico Ardila Lulle y Grupo Empresarial Luis Carlos Sarmiento Angulo, respectivamente. Es decir, los propietarios de esos medios son las tres familias más influyentes y poderosas económicamente en el país, de donde también consecuentemente surge que ese pretendido análisis del programa se encuentra completamente supeditado y subordinado al poder económico de esas familias por corresponder a los tres grupos económicos más influyentes de Colombia, corolario y palmario que el profesionalismo de esos periodistas está siendo de esa forma violentado por el poder capitalista que subyace de aquellos, de tal suerte que no podremos esperar de ese programa más que unos análisis con un muy flaco y fluido, por lo premeditado, énfasis en la autoprotección de los grandes grupos económicos y empresarial, que no es otra cosa que la evidencia de una participación directa de esos periodistas en la frívola pretensión del capitalismo en favorecer sus intereses, y claro, necesario precisar que al otro extremo de la sociedad, el pobre, el subordinado, el sufrido, el necesitado, el limitado, el desprotegido, el indefenso, quedará al margen de las "altruistas" pretensiones de ese "especial" y a su vez “planificado programa”.

He ahí, tristemente, una pequeña, de las muchas muestras sobre la manera limitada como se ejerce el periodismo en Colombia, detrás de la enorme manta de lo que impongan los grandes grupos capitalistas del país como dueños del cuarto poder, que digo, del poder total, dictatorial.

Si las dudas persisten, otro ejemplo reciente trasluce mis afirmaciones, porque ya en toda Colombia hay una realidad incluso con visos internacionales a cerca de lo ocurrido con la fulminante salida del periodista Daniel Coronel de la revista Semana, todo por haber tenido la aparente gallardía de hacer un señalamiento del orden ético y/o de ocultamiento de verdad al director de esa revista relacionado con los falsos positivos de los militares (ejecuciones sumarias) ordenados por el alto mando militar que a la postre fuera condecorado con ascenso por el gobierno nacional, y fue esa la razón por la cual el citado periodista fue excluido de la también referida revista. Para más señas, la Revista Semana pertenece a Felipe López Caballero en un 50% y recientemente el otro 50% al Grupo Económico Empresarial Gilinski (socios financieros del uribismo), grupo este que además es el mismo propietario del Banco GNB Sudameris, es decir, otro medio de comunicación en manos del capitalismo para proteger sus intereses a través de los maniatados periodistas, a su servicio. Pero eso no es nada, ahí no acaba todo, más sorprendente que lo anterior, resulta ser el rimbombante regreso de dicho periodista a ocupar el lugar de donde ya se dijo, fue fulminantemente despedido, perfeccionándose de esa manera el plan estratégico para recuperar una sintonía aparentemente mayoritaria de este medio, por cuanta de lo mediático, y ya también podremos saber qué esperar de ese otrora gallardo periodista ahora en manos del poderoso grupo económico Gilinski y consecuentemente arrodillado al mismo.

Evidenciado el adoctrinamiento que hacen los grandes grupos económicos del país sobre los medios de comunicación, sobre los de prensa e incluso sobre los periodistas, se demuestra la forma como diariamente somos manipulados por los intereses de aquellos, y es así como logran lo que quieren, prueba de ello es que esos grupos económicos, a través de los medios de comunicación colombianos fraguaron los resultados del referendo por la paz en nuestro país, es así como están manchados con la abierta y descarada participación desplegando medidas publicitarias engañosas durante los días anteriores a las votaciones que se hicieron para lograr el resultado del sí o el no por la aprobación de los diálogos de paz, pues en Colombia, en ese pasaje en que sorprendentemente la mitad de la sociedad que participó con su voto dijo preferir la guerra a la paz, decisión que a su vez, es un suceso que ya había ocurrido en la historia, pues el sí y el no tiene una doble y casi idéntica faceta histórica entre Colombia y Chile, cuando en este último país fueron convocados los ciudadanos a un plebiscito el miércoles 05 de octubre de 1988, a votar por el sí o el no para decidir sobre la continuidad del régimen asesino y dictatorial de Augusto Pinochet, obteniéndose una votación también manipulada por los medios [i], con un irracional resultado del 44,01% por el sí y de 55,99 % por el no», es decir, a las luces del resultado, se puede afirmar que increíblemente casi la mitad de ese país prefería que el citado régimen les siguiere masacrando, esa coincidencia temática, porcentual, temporal y por sobretodo manipulada por los medios, se diferenció en que en Colombia se hizo lo mismo un 02 de octubre de 2016, con una votación de 49.78% por el sí, 50.21% por el no. Es decir, según este resultado, también se puede afirmar que más de la mitad de la sociedad colombiana votante irracionalmente prefirió que continuará la guerra, solo que una nueva estrategia de diálogo logró la suscripción de los acuerdos de paz. En síntesis, esos dos sucesos históricos, dan cuenta con mucha exactitud  del poder manipulador de los medios de comunicación, pues en uno y otro suceso histórico se logró probar que la influencia de los medios determinó el absurdo resultado de las votaciones, de colofón, solo hubo en medio dos días para que en la misma fecha de hace 28 años la prensa manipulara al pueblo para que votara a favor de seguir con la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet en Chile, y a seguir con la guerra en Colombia.

Y para no sentirnos tan ofuscados con esta realidad (mal de muchos - consuelo de tontos), otra, del orden mundial, es la que nos muestra Noam Chomsky, gran escritor que con altas investigaciones ha incursionado en el análisis global de un mundo lleno de complejidades y variedades enfatizando en lo que él mismo llamó “El Nuevo Orden Mundial” [ii], donde nos ilustró sobre la forma como funcionan las reglas básicas en las que según precisó “los débiles están sometidos a la fuerza de la ley, mientras los poderosos se sirven de la ley de la fuerza”, incluyéndose pertinentemente en la presentación del libro que: “Chomsky desarrolla su razonamiento a través de la denuncia concreta de acontecimientos y situaciones, vistos en una cruda realidad que los medios de comunicación callan o disfrazan”. Con más énfasis e investigaciones, el mismo autor Noam Chomsky realizó la publicación de las 10 estrategias de manipulación mediática [iii], refiriéndose específicamente a la forma como los medios de comunicación acostumbran llegar a las masas. A saber:

1. La estrategia de la distracción.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.

3. La estrategia de la gradualidad.

4. La estrategia de diferir.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.

7. Mantener al público en la ignorancia y en la mediocridad.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.

9. Reforzar la autoculpabilidad.

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

Concluyentemente, de nuevo en el escenario de la Colombia que prefirió la guerra a la paz, resulta necesario precisar que ello ocurrió con la manipuladora intervención de quienes ven en la guerra un negocio, que son los mismos propietarios de los grandes grupos económicos del país, a su vez dueños de los medios de comunicación manipuladores de la prensa, y es así como se ha confirmado por los estudiosos de la materia al explicar lo que lograron los medios de comunicación en el marco de la Pedagogía del odio: “Entre 2002 y 2010 el presidente Uribe elaboró y difundió un potente discurso de nacionalismo antifariano que, con el apoyo de los grandes medios, convirtió a las Farc en el enemigo público número uno del pueblo colombiano. Ese discurso estimuló una pedagogía sistemática del odio hacia esta guerrilla”[iv], precisando a su vez que: “En tal contexto, las manipulaciones de las emociones de los votantes a través de los mitos del castrochavismo, de que con la negociación de La Habana marcharíamos hacia un modelo político y económico como el de la Venezuela, o el de la supuesta “ideología de género” del gobierno Santos para convertir a los adolescentes en homosexuales, hacen carrera fácil entre una opinión ignorante y sin elementos de juicio para contrarrestar esas manipulaciones”.

Corolario, queda así demostrado, como evidencia de la antidemocracia informativa en Colombia, que los grandes grupos económicos de nuestro país son los que hacen la violencia por conveniencia propia contra la libertad de prensa, imponiendo a los periodistas controles de subordinación, sujeción, dependencia, amenazas, fulminantes despidos, expulsiones, exilios, fusiles, pistolas bombas, …, todo ello disfrazado de dinero.

[i] Película No, Juan de Dios Larraín, Chile, 2012.

[ii] El nuevo orden mundial (y el viejo) Chomsky, Noam.

[iii] 10 estrategias de manipulación mediática, Chomsky, Noam

[iv] La comunicación, la televisión y el plebiscito

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