Hace apenas cuatro meses, desde el día del anuncio de la próxima visita papal a Villavicencio, lo primero que se hizo notorio fueron las expresiones de júbilo de miles de ciudadanos que aún no podían dar crédito a semejante noticia. Sin embargo, una semana después, los memes y mensajes de resistencia a la visita inundaron las redes sociales.
Los mensajes de rechazo a la visita papal tenían un común denominador; ¿Cuanto nos va a costar la visita del papa? A esta pregunta, le seguían argumentos como "Aquí no hay donde recibir un papa" o "Cuántos niños aguantando hambre y el Gobierno gastando fortunas para recibir a un pecador" etc.
Lo que más me llamó la atención fue el cruce de comentarios en redes entre feligreses católicos y algunos ciudadanos de esos que se hacen llamar "cristianos"; unos defendiendo la visita, otros atacándola, pero todos, los unos y los otros, terminaron dando rienda suelta a sus pasiones y muchos cayeron en la absurda práctica del insulto, demostrando con sus actos que hasta hoy, en pleno siglo XXI todavía los colombianos actuamos más por pasión que por visión.
Lo digo yo, que no profeso la religión católica: Tiene que faltarnos mucha visión, para no dimensionar lo que significa para una ciudad como la nuestra, el que una persona de la importancia político-religiosa mundial del papa, haya escogido visitar nuestra tierra.
De un lado, está la dinamización de una economía frágil como la que atraviesa nuestra región tras el raponazo de las regalías petroleras, así como la baja del precio del crudo, hecho que desnudó lo mal que estamos en materia de inversión social y generación de empleo, toda vez que con la merma en la exploración y explotación de petróleo, se nos llevaron el queso y quedamos perdidos en el laberinto.
Muchos ciudadanos llaneros, por desgracia, no hemos dimensionado el enorme potencial agrícola y turístico que tiene el Departamento del Meta, y mucho menos, ver, además de la dinamización de las economías formal e informal, la vitrina mundial que tendrá Villavicencio durante los días anteriores y posteriores a la visita del papa Francisco.
No menos de 500 mil turistas vendrán a la ciudad, y seremos noticia ante al menos 1200 millones de personas de todo el orbe, que seguirán por televisión y redes sociales los detalles de la visita del máximo jerarca de la Iglesia Católica.
Por fortuna, hay que reconocer que los gobiernos municipal y departamental entendieron el significado de este suceso, y lograron lo que parecía imposible: Articular a todos los estamentos de la sociedad, desde autoridades militares y eclesiásticas, hasta organismos de socorro y más de 3 mil ciudadanos voluntarios, que unidos en un solo propósito, vienen trabajando casi que 24/7, para no solo desmentir, argumento por argumento, a quienes se oponen a la visita papal, sino además para demostrarle al mundo que los colombianos, y en especial los llaneros, somos gente pujante, que sabe reinventarse y haciendo gala de tenacidad y creatividad.
Hoy, a menos de una semana de la visita papal, al menos en Villavicencio podemos decir que estamos listos para mostrarle al mundo que "es una ley del llanero darle la mano al que llega".
Qué importan los escépticos, poco importa un puñado de ciudadanos que se quedaron en el oscurantismo de un mundo ortodoxo y pusilánime, perdido en el arte de dividir mediante la religión o la barbarie.
Es la hora de unirnos, de dar el primer paso; de entender que cuando se quiere se puede, y hoy los antipapa se quedaron sin argumentos, porque la inmensa mayoría de los ciudadanos está lista para decir "papa Francisco, bienvenido a Villavicencio".