El resultado que arrojó la consulta popular anticorrupción fue supremamente positivo. Los más de 11,6 millones de votos conscientes, pensados, sin constreñimiento, sin tamal o lechona de por medio son un mensaje claro y contundente no solo para el presidente y el Congreso, sino también para la ciudadanía en general, de que los colombianos estamos mamados, hasta la coronilla, de las prácticas corruptas y politiqueras que los partidos tradicionales y otros cuantos personajes que se las dan de renovadores vienen implementando desde hace años.
Recita el dicho que cuando más oscura está la noche es cuando más cerca está el amanecer. Es ese el momento en que se encuentra Colombia, ad portas de un nuevo día lleno de esperanza, oportunidades, soberanía, democracia y paz. Los grandiosos resultados a nivel nacional durante los últimos años nos dicen que algo está cambiando.
En las elecciones del plebiscito de la paz un poco más de 3,3 millones de colombianos votamos afirmativamente, lo que permitió, a pesar de haber perdido con el no, que se impulsaran cambios a los acuerdos y ponerle fin a un conflicto armado de más de 50 años. Posteriormente, en las elecciones para presidente de Colombia, el campo alternativo obtuvo algo más de 8 millones de votos que nos pone en un escenario inmejorable para futuras elecciones. Finalmente, los más de 11,6 millones de votos que sacó la consulta contra la corrupción, pese a no pasar el umbral, sí bastaron para superar la votación del presidente Duque y sentenciarle a los politiqueros y corruptos que están ante una generación que no van a poder seguir engañando y que haremos lo posible por cambiar el rumbo de Colombia.
Aunque no se pasó el umbral para la aprobación de lo planteado en la consulta, hay que decir que el sí arrasó en cada una de las siete preguntas al sacar el 99% de los votos. Dieron cátedra de dignidad al superar el umbral departamentos como Valle, Cundinamarca, Quindío, Risaralda, Boyacá, Nariño, Meta, Huila y Santander, y ciudades como Tunja (50,9 %), Pasto (47,2 %), Bogotá (45,7 %), Popayán (41,2 %) y Bucaramanga (40,5 %)[i]. Entre estos departamentos y ciudades se destacan Caldas y Manizales (44,8 %), las cuales vienen mostrando un incremento significativo del voto de opinión.
Y al lado de la capital caldense está Villamaría, municipio hortícola que a pesar de estar históricamente influenciado por la política liberal conservadora, también está demostrando querer salir del letargo político y castigar en las urnas a quienes anualmente nos roban 50 billones de pesos y de paso violan nuestros derechos, acaban con nuestras oportunidades y saquean nuestro futuro. Los más de 12 mil votos por Fajardo en las presidenciales se convirtieron en la votación más alta en primera vuelta en la historia del municipio, logro que adquiere más importancia entendiendo que fue una candidatura alejada de las maquinarias tradicionales y basada en el trabajo de voluntarios. Y sumado a esto, más de 18 mil villamarianos participamos afirmativamente en la consulta anticorrupción, un poco más del 44% de la población votante, expresando el sentir de un pueblo cansado de la politiquería y el clientelismo.
Villamaría le cumplió a Colombia y a la consulta anticorrupción. Ahora quienes quieran liderar procesos políticos tendrán que ligar verdaderamente sus intereses al sentir de la comunidad, puesto que los villamarianos no queremos más “vivos” en el poder que se ganen salarios exorbitantes y aprueben leyes en contra de la gente.