Como en las relaciones de pareja y en la vida misma, prefiero que no me vendan humo y vayan directo al grano, así duela, pero la herida cicatriza y luego se mira qué se hace. Asimismo, venimos con el relato de lo que le espera al país en este 2022, un panorama agreste por donde se mire.
Que si Petro, que si Fico, que si Fajardo. Ya la ciudadanía y hasta los mismos uribistas, así no lo reconozcan, saben lo que han sido estos 20 años de mandato directo e indirecto por toda clase de crímenes de guerra, y eso lo he visto más que nunca escuchando los relatos de líderes locales en cada subregión del departamento Antioquia. Pero en este país la gente no vota si quiera por un proyecto político a veces, es solo que nuestra masa es conservadora y no vota por lo represente un candidato, sino por un sistema económico. Aunque nuestra ciudadanía no sea de meterse mucho en asuntos públicos, sí saben muy bien, cómo quienes se autodefinen como la derecha lo puede defender a sangre y fuego. El proyecto político de Uribe, enmarcado ahora en el “bacán” de Fico, que no hizo nada por la ciudad de Medellín, y que solo a punta de golpes de opinión mediática puede dar el zarpazo a la presidencia.
El segundo punto es: ¿sí hay izquierda todavía en el mundo? China, Rusia y hasta Venezuela tienen sistema económicos capitalistas todavía, entonces desde la caída del muro de Berlín hay algo que no cuadra con quienes supuestamente defienden estos intereses por su “pueblo”. Petro, que presume con ser un progresista de avanzada, en sus discursos públicos se bautiza asimismo como el “Cristo de los pobres”, con su donaire de grandeza. ¿Negociará con esta oligarquía que ha asesinado, robado y ultrajado la patria por 200 años? ¿O se armará para hacerle frente a esta gente? Porque no está tratando con cualquier perita en dulce, y no es guevón tampoco para saber a qué se enfrenta. El hecho de que ya haya surgido un acercamiento con la clase política tradicional ya da indicios de cuál va a ser su postura. Ver ahora a la masa petrista defiendo a Daniel Quintero o a Luis Pérez es tan caricaturesco como cuando Uribe llegó a la presidencia por el Partido Liberal, o, tan particular como cuando el gran cenador Jorge Gómez criticó a Fajardo como gobernador de Antioquia durante toda su carrera política y ahora lo está apoyando, ¿o quién sabe si lo están haciendo sobre él?
La tercera nota es que la Coalición de la Esperanza viene siendo el uribismo disimulado. Viene creando la opinión de ser muy independientes, muy queridos y muy de la casa, pero si el candidato final, que parece que será Sergio Fajardo, que pregonó a los cuatro vientos que con él no se pierde un peso y todos los hechos confirmaron lo contrario con casos de: Orbitel, Hidroituango, dejar el departamento al borde de la quiebra y ser cercano al uribismo, ya sabemos de antesala qué va a pasar.
Aunque ni un petrista reconozca que su mayor financiador fue Gilinski por los préstamos de Sudameris, ni un uribista reconozca que las elecciones anteriores fueron compradas o el fajardismo siga empeñado en hacer creer la pulcritud de su marca, sentarse a conversar con cualquiera de ambos es discutir desde su ego porque ellos siempre tendrán la razón, pero un fajardista preferiría no opinar. Lo claro es que esta vez para los ciudadanos no hay salida, son unas elecciones polarizantes que van a dividir al país, que van a afectar directamente la economía de cada uno de nosotros, que fácilmente puede que desemboque en otro periodo de conflicto armado. ¿Miento? Ojalá y me equivoque y el tiempo no me dé la razón, pero es lo que se huele en el ambiente.