Existen en la vida momentos que requieren de miradas firmes y serenas, y que nos obligan a tomar lo mejor de nosotros para tratar de salir airosos y con la conciencia tranquila. En el amor, en las relaciones amorosas, en asuntos laborales y emocionales, en pequeños y grandes momentos en los cuales se puede alterar positiva o negativamente el rumbo de nuestro destino y el de quienes orbitan en torno nuestro.
Para un líder se torna estresante el hecho de tomar una decisión que afecta a todo un conglomerado, mucho más expresarlo públicamente en espera de que sea la opinión pública quien califique tal determinación. Se vuelve imperativo formular un pensamiento en procura de alcanzar el bien común.
Es en esos instantes cuando se vislumbra al tipo de líder y sus cualidades humanas e intelectuales. Aún nos asombramos de la respuesta brindada por el profesor y político Sergio Fajardo cuando en un momento crucial de la historia para nuestro país, en que se definía sobre la paz o la guerra, muy orondo y sin empacho alguno expresó que se iba a ver ballenas.
Hoy muchos se encuentran mirando ballenas mientras nuestra sociedad arde y se lastima inmisericordemente. Obstinados en ideas que hace rato debieron ser tiradas a la caneca de la basura. Líderes que continúan brindando un discurso añejo y fofo; carente de contenido social, de visión histórica o tan solo de compromiso humano.
Se dedican a ver ballenas, a crear vacíos en el horizonte, a tirar anzuelos en su discurso análogo que se niega a ver posibilidades digitales. Colombia requiere urgentemente de nuevas miradas y liderazgos, alejadas de esa absurda contemplación hacia la nada que nos sume en la desesperanza colectiva.
El precio de la indiferencia lo hemos pagado con creces, con pobreza, hambre, desempleo y ausencia de verdaderas políticas económicas y sociales. Llegó el momento de dar el gran salto, de dejar de ver ballenas, de superar esos cantos de sirena que terminaron ahogándonos en un mar de miseria y postración histórica colectiva.
En el mar no únicamente hay ballenas, reposan en sus arenas estrellas de mar que como caminos infinitos nos ofrecen la posibilidad de nuevos destinos y miradas. El verdadero líder en la Colombia de hoy es aquel que toma el timón en medio del proceloso mar que nos agita en oleadas de extremos e insensateces; aquel que contempla el cielo sin dejar de percibir huracanes y que sabe que el momento histórico no es el oportuno para ver ballenas.