Silvestre Dangond tenía más de tres años de no probar el alcohol. Duraba días bebiendo, trasnochando. Aprovechaba que su familia estuviera en Miami y él se quedaba en su apartamento en Bogotá y se desgarraba, ni siquiera feliz, porque, como los que sufren de esa enfermedad que es el alcoholismo, tomaba solo para mitigar sus penas.
Creíamos que había cambiado, que Cristo lo había encauzado pero este video deja en claro que Silvestre, como Diomedes, Maradona o Pambelé, tiene el sino trágico de los ídolos y por eso es que está abocado a reincidir, como efectivamente se ve en este video.