La situación es particularmente compleja porque al tratarse de una isla, la única manera de liberarse de los desechos es compactarlos para exportarlos.
El riesgo de un problema de salud pública está latente por la falta de control de estos desechos que abundan en las vías.
En julio de 2018 La Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (CORALINA) selló el “Punto Verde”, un lugar habilitado por la gobernación para disponer de estos desechos.
La isla se quedó sin gobernador el año pasado tras una decisión de la Procuraduría, ya van cuatro mandatarios en este periodo.
Para complicar aún más la situación la planta incineradora de basura que entregó el ministerio de Minas no está en servicio, llegó incompleta y ponerla en funcionamiento requiere recursos que la administración no posee.
A esta situación se añade la falta de cultura ciudadana que convirtió a algunos sectores de San Andrés en lo más parecido a un relleno sanitario.
Visitamos la isla, la recorrimos y confirmamos esta realidad que el propio Secretario de Medio Ambiente Johan Mancilla reconoce y espera solucionar a prisa antes de terminar el encargo del actual gobernador que ocupa el Palacio de Coral, como le llaman al edificio de la gobernación en este paraíso contaminado.