Hace un año los estudiantes de todas las universidades del país decidieron unirse para buscar un acuerdo con el gobierno de Iván Duque. Después de un mes de intensas marchas y el paro de algunas instituciones, llegaron a un importante acuerdo que incluía una reforma al presupuesto destinado a la educación. Sin embargo, hoy no hay claridad sobre los avances de esos acuerdos y por eso los estudiantes decidieron regresar a las calles.
A los incumplimientos se suma la corrupción en la universidad Distrital que encabezó el rector Ricardo García, quien habría desviado por lo menos $11.000 millones del presupuesto de la institución. Y para completar, el Esmad ha arremetido con toda la violencia contra los jóvenes que reclaman el derecho a la protesta social, que ha querido ser regulado por el ministro de Defensa, Guillermo Botero y la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez.
El día de ayer las calles volvieron a ser el escenario de encuentro en las principales ciudades del país. Las universidades públicas y privadas se pusieron cita, pero en el centro de Bogotá la Fuerza Pública los recibió con gases lacrimógenas y bombas aturdidoras. La atención se desvió hacia los encapuchados que atacaron las estaciones de TransMilenio y se enfrentaron al Esmad, pero la legitimidad de los reclamos de los estudiantes sigue intacta: