La llegada ilegal de cientos de personas de distintas partes del mundo, y últimamente 1.500 cubanos, ha hecho que el tapón del Darien, en Urabá, sea conocido como el Lampedusa de América, haciendo alusión a la famosa isla italiana por la que pasan, aún hoy, cientos de migrantes desde las costas africanas a Europa.
En el reciente año, cientos de migrantes, en especial cubanos, llegaron a Colombia con el fin de cruzar a Panamá y así seguir con su travesía hasta Estados Unidos, país que por la Ley de Ajuste le otorga beneficios económicos, médicos y sociales a los cubanos.
Sin embargo, la problemática se agudizó en el último mes y ya Turbo estaba viviendo un problema humanitario que solo acompañó Bienestar Familiar, la Defensoría del Pueblo y posteriormente, la Iglesia Católica y un grupo de abogados de Medellín defensores de derechos humanos.
Ninguna ONG de derechos humanos nacional o internacional, a excepción de la Corporación Manos por la Paz Internacional, que dirige la holandesa Liduine Zumpolle, estuvo presente mientras cerca de 1.500 cubanos vivían hacinados en una bodega.
Este material periodístico fue registrado con una cámara de celular por el periodista Sebastián Díaz López y la directora de esa ONG Internacional, quienes estuvieron en Turbo, Antioquia, Capurganá, Sapzurro y La Miel, Panamá a inicios del mes de agosto.
Durante más de una semana acompañaron a migrantes cubanos hacinados en una bodega en Turbo, Antioquia, y también registraron cómo los migrantes, sin distinguir nacionalidad, se adentran a la selva de Darién desde Capurganá acompañados de los llamados “coyotes”. Una realidad que sucede en las narices de las mismas autoridades, pero ellas mismas aceptan que no pueden hacer nada. En Capurganá, por ejemplo, hay solo siete policías para vigilar decenas de migrantes que llegan todos los días a esas playas.
Una zona del Golfo de Urabá que cuenta, además, con la presencia de narcotraficantes y bandas criminales que también usan la selva para transportar cargamentos de droga.
La realidad de los migrantes registrada en este reportaje en el Golfo de Urabá, desde su situación en Cuba hasta los peligros de la selva del Darién y tráfico de personas, lleva años viviendo en Colombia bajo la mirada de las autoridades oficiales y ausente de una política de los gobiernos