Ahora que es un hecho consumado que Jorge Oñate murió y yace enterrado en su pueblo natal La Paz (Cesar) surgen voces desde todas las esquinas para hablar, para bien o para mal, de quien ya no podrá defenderse o agradecer lo que se diga de su persona. Entre muchos aspectos, lo cierto es que Oñate quedará como referente del vallenato que se cultivó en Colombia desde la década de los 60 hasta comienzos del siglo XXI.
Muere una generación de colombianos que vio en esa música la expresión de su tierra y de sus sentimientos. En unos años, cuando ya ninguno de los que fueron baluartes de esa época quede el balance dirá que marcaron una época que permitió internacionalizar un sentir local que trascendió fronteras. “Si quieres ser universal, cántale a lo local”, citó la fallecida Cacica, Consuelo Araújo Noguera, una de las artífices de ese éxito arrollador que en su momento ha significado este folclor. Ellos bien o mal le cantaron a lo suyo, a una expresión cultural que les vino por herencia y muchos han sabido engrandecer con su canto, con sus instrumentos pero, sobre todo, con su sentir.
“Indudablemente Jorge Oñate ha sido una de las glorias más grandes que ha tenido la música vallenato… Oñate será Oñate”, reitera la leyenda viva, Rafael Ricardo en un especial del programa Testigo Directo que contó singularidades de este artista.