En Azerbaiyán mueren en promedio una persona cada dos días, pues 150 han fallecido víctimas de minas antipersonales durante los últimos diez meses, crímenes que conmocionan.
Azerbaiyán es un país caucásicomentre Europa Oriental y Asia Occidental, a orillas del mar Caspio, a más de 12.000 kilómetros de Suramérica; fue escenario de una intensa guerra entre Armenia y Azerbaiyán, acontecida durante 44 días del otoño pasado, devenido en conflicto muy violento porque Armenia había ocupado ilegalmente territorios en Azerbaiyán durante casi 30 años, tres décadas durante las que la ONU emitió cuatro resoluciones del Consejo de Seguridad exigiéndole a Armenia que saliera de Azerbaiyán… país que se vio obligado a sacar a los armenios a la fuerza.
El pasado 8 de noviembre los azerbaiyanos celebraron la anhelada victoria sobre los ocupantes armenios. Dos días después se firmaba la capitulación de Armenia. Rusia, ofreciéndose como mediadora, aseguraría la retirada de las tropas armenias. Parecía que al fin los azerbaiyanos vivirían en paz, empero… Armenia pidió que les dieran 15 días de plazo para poder salir de los territorios, ¡y en ese tiempo lo que hicieron fue minar!
Masiva siembra de minas siempre negada por Nikol Pashinián, el primer ministro armenio. Mentira que duró pocos meses, hasta que el coronel armenio Koruyn Gumashyan confesó que su contingente había plantado diez y siete camiones de minas sólo en los distritos de Lachin y Kalbajar; mofándose de que los azerbaiyanos no podrán hacer nada en esas zonas por las minas.
Estás minas son un peligroso obstáculo que frena el retorno seguro y digno de todos los desplazados internos de Azerbaiyán a los territorios liberados.
Va a tomar años el desminado, sobre todo porque los armenios no quieren colaborar con la entrega de los mapas de donde sembraron las minas. Sabotaje premeditado, con alevosía.
Solo en la ciudad de Agdam, tristemente conocida como la Hiroshima del Cáucaso, hay plantadas unas 97.000 minas. El 20 % de Azerbaiyán fue arrasado y minado.
Azerbaiyán sufre igual que países como Colombia. En el Cáucaso los armenios no quieren entregar los mapas de las minas, y en Colombia las Farc nunca han dicho donde plantaron los cientos de minas donde han perdido la vida y partes del cuerpo miles de colombianos, víctimas de tan inhumano flagelo.
La comunidad internacional tiene que apoyar para que la paz no muera por las minas.