VIDEO: ¡Martín Elías junior no canta, pero encanta en el fútbol!

VIDEO: ¡Martín Elías junior no canta, pero encanta en el fútbol!

Ver a Martín Elías Junior es tener de frente al mismísimo Martín Elías papá. El nieto de El Cacique, Diomedes Díaz, es la viva estampa de su recordado padre

Por: Héctor Sarasti
noviembre 11, 2021
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VIDEO: ¡Martín Elías junior no canta, pero encanta en el fútbol!
Foto: Testigo Directo

 

Ver a Martín Elías Díaz Varón es tener de frente al mismísimo Martín Elías Díaz Acosta, el hoy desaparecido cantante, el hijo de El Cacique de La Junta, Diomedes Díaz. Es la viva estampa.

Con dos salvedades: a sus 13 años su acento entre cucuteño, vallenato, paisa y bogotano singularizan su hablar, distinto al ‘cantaíto’ y muy valduparense de su padre y, a fecha de hoy, lo suyo no es estar subido en una tarima siguiendo los pasos de El Gran Martín Elías sino detrás de un balón buscando su sueño de ser futbolista profesional.

“Martincito”, como se le conoce, es la hechura al milímetro de su mamá, Claudia Isabel Varón Sánchez, más conocida como Caya, una influencer digital y empresaria que se da las mañas para no desamparar al amor de su vida, a su eterno compañero, al que lo mismo se lo lleva a entrenar fútbol al gimnasio, que al supermercado, que a un cumpleaños de alguien en otra ciudad o a cualquier hecho que conlleve vivir por y para un hijo. No es ‘carreta’, ella suspira y respira por “junior” como le dice con frecuencia, tanto para hablarle como para reprenderle. Ella, puede decirse, es muy estricta con la formación de Martín. (…que lo diga él…)

Tanto ama a su hijo que muy de vez en cuando -por no decir todos los días- se le aparece en las mañanas en la puerta de su cuarto para entonarle una canción de cuna como si de un bebecito de tratara pese a que es un adolescente, bastante despierto, por cierto:

-“¡Buenos días, bendecido, ¿cómo estas?”, le entona ella.

-“¡Muy bien!”, responde Martín junior

-”¡Este es un saludos de amistad!”, prosigue la mamá.

-“¡Que bien!”

-“¡Haremos lo posible por hacernos más amigos, buenos días, bendecido, como estás!”, concluye Caya mientras le aconseja: “Te levantas con amor, con alegría, para que veas lo maravilloso que eres”.

El periodista del programa Testigo Directo de Rafael Poveda, Héctor Sarasti, viajó hasta la ciudad colombiana de Medellín para hacer una semblanza de esta familia.

 

HEREDÓ EL MILLÓN DE AMIGOS…

“La bendición más grande que Dios me dio en la vida, fue un niño, mi Martincito, un hombrecito para impactar, él es quien saca lo mejor de mi como mamá y como mujer”, dijo Claudia durante la entrevista.

¿Qué le heredó Martín a su padre Martín Elías Díaz Acosta?

“¡El millón de amigos!”

Y explica ella: “es superamistoso, heredó eso de tener un millón de amigos como su papá, heredó su sonrisa, heredó su alegría con la gente, su físico y, sobretodo, su corazón: noble para tratar”.

¿Cómo ha sido llevar esa vida de una persona que pierde a su padre? Es Dios. La respuesta es Dios. Dios fue el que permitió, en cada momento, darme las palabras para hablarle a mi hijo. Yo le dije: tu papá siempre está presente y, por eso, está en todas las partes y siempre recuérdalo, nunca lo olvides”.

¿Qué tanto influye Dios en la educación de su hijo?

-“En todo. Dios es la base de todo, es el que nos sostiene, yo debo de darle la gloria a él, ver a mi hijo, ver como él me ha sostenido, ver como es el que va adelante de mi y de mi hijo y es la base para la educación y para la crianza que yo le estoy dando a él”.

Claudia Varón aunque es un personaje público, por lo general, no da declaraciones relacionadas con su vida familiar ni entra en polémicas. “Creo que es lo más importante que mi hijo sepa a que persona tiene al lado”.

Por eso esta frase resume parte de su filosofía de vida: “Que hablen los hechos, que hable mi trabajo, que hable todo lo que yo hago como mujer y como mamá, eso es lo mas importante”.

En torno a la crianza de su hijo, ella se pregunta y se responde para argumentarle al periodista: “¿Cuál es la situación, la parte más difícil de ahí? la parte paterna. Porque sea lo que sea, yo soy mujer y tratar de llevar los dos roles, de ser papá y mamá a la vez creo que es lo mas difícil”. Y orienta una respuesta desde su fe religiosa: “El Señor Jesús es el que ha sido la parte paterna con la ayuda también de mi papá y con el apoyo de mi mamá”.

“Yo siempre vivo con él, vivimos solo mamá e hijo, ser esa mamá que a la vez tiene que ser la mamá tierna, un poquito alcahueta, pero también ser como el estilo paterno, ese ha sido el rol más difícil”, reconoce Claudia Isabel mientras para por momentos de esa vorágine comercial a que la lleva su profesión de administradora de empresas y vendedora de varias marcas en el cuidado y belleza.

¿Qué valores ha querido Caya Varón que su hijo tenga?

El valor más importante es la confianza, de que él sepa quién es en Dios. Yo pienso que los humanos somos como un árbol ¿cierto? que él sepa y tenga sus raíces profundas, que comprenda que él nació con un propósito, un propósito para entregar al mundo entero y que él sepa que no necesita la aceptación del mundo porque Dios ya lo escogió para ser grande y de ahí vienen los buenos hábitos, tan simples que todas las personas podemos hacer como la lectura o hacer deporte”.

Para eso de educarlo, la mamá se sacó un curioso invento: La Cita con Martín. “Es una reunión que siempre hacemos normalmente todos los viernes. Allí hablamos de todos, pero le enseño a sonreír, a perdonar y le digo que siempre debe tener el corazón dispuesto”.

“¿El  por qué de La cita con Martín, cuáles son los temarios y qué ha logrado? , pregunta el periodista Sarasti.

“En el mundo en el que estamos por el trabajo quizás no tenemos oportunidad o el tiempo. Es una reunión donde podemos ir a comer y nos preguntamos: ¿cómo te ha ido? Yo le cuento: hijo mira en el trabajo, en el equipo, mis compañeras, mi mamá, mi papá, pasó esto, hable con tu tío, hablé con tu madrina, hable con Mami Patri (Patricia Acosta, la abuela por parte de Martin Elías),  ahí nos conocemos interiormente porque hace falta la comunicación entre padres e hijos”, explica. “Yo siempre le dije a mi hijo: te voy a apoyar en lo que tu quieras”.

“El muy pequeñito le dijo a su papá: yo quiero ser futbolista profesional. Y Martin me llamó  y me dijo:

-Caya: junior quiere ser futbolista profesional, pero ¡Dios mío! usted si le ve talento?.

A lo que le respondió ella: “Hay que apoyar”.

“Yo le dije a mi hijo: mi amor si quieres ser futbolista profesional vas a ser el mejor”, puntualiza.

Y le aconsejó: “Del promedio esta lleno el mundo, todo el mundo somos promedio, yo no quiero  criar un hijo promedio. Esfuérzate. Eso es lo que yo le enseño a mi hijo, entonces tu no naciste un futbolista, te tienes que hacer. Lucha por ese sueño”, le dice la mamá al hijo emulando en parte aquella frase que su abuelo paterno cantara en la melodía “Mi Muchacho” y que a la letra dice: “… que si te inspira ser zapatero solo quiero que seas el mejor”.

“Yo lo apoyo y por eso se entrena con personal experto, con  un deportólogo, con un fisioterapeuta, con un nutricionista. Pequeñas acciones que tú hagas diariamente te harán grandes cambios”, cuenta Claudia mientras almuerza en compañía de su hijo en un restaurante de algún lugar de Medellín.

MARTINCITO: “CONMIGO NO ERA EL ARTISTA, ERA MI PAPÁ”

“Fue un papá que siempre quiso lo mejor para mi que aunque me tuvo muy joven es impresionante la manera como se puso los pantalones, tuvo la responsabilidad de sacarme adelante”, dijo Martín Elías junior, un adolescente de más de 1.80 de estatura, y que siempre tiene una sonrisa a flor de piel y una que otra chanza que hacer. (…que lo digan sus amigos…)

“Como papá me dejó muchos valores”, aseveró el joven. “Hablaba todos los días con él, me daba consejos, yo creo que fue más que un padre presente un padre real” .

“Conmigo era mi papá, no era un artista” y me decía de cariño: “uy, habla hasta por los codos como la mamá”

Martincito, con ese buen humor que lo caracteriza, narra vivencias que le han contado de su vida con el papá. “Cuando yo era bebé me quedaba durmiendo con mi papá y me levantaba pidiendo tete. Una vez él se paró para hacerme el tetero, puso a hervir el agua y como a los 15 o 20 minutos mi mamá bajó y se lo encontró que estaba dormido en la cocina”, dijo sonriendo.

De los principios que sigue opinó: “Yo digo que la disciplina y la constancia son algo muy importante no solo para el canto o para lo que yo hago ahorita en un deporte sino para la vida”.

“Mi papá tampoco la tuvo fácil, por ser hijo de Diomedes no la tuvo tan fácil, a él le toco empezar desde cero, a rebuscársela, al principio se quedaba con 20 mil pesos por toque, literalmente le daba todo a los muchachos del conjunto”, narró el joven.

Del fallecimiento de su padre afirmó que no se enfoca en ello: “Claramente eso duele impresionantemente, es duro, pero quiero seguir avanzando. Yo digo que ahorita lo que hago, lo que estoy haciendo y lo que me propongo a hacer es primero por Dios y para poner orgulloso a mi papá”.

Usted estuvo en el velorio de su padre en Valledupar, cuando usted ve esa multitud que aclama a su padre, ¿qué pensaba?

“Yo ya sabia quién era Diomedes, quién era mi abuelo, quién era Martín Elías, quienes eran mis tíos pero no sabía que movían tantas gente. Cuando yo vi todas esas personas me dio un sentimiento, pero igual mucha alegría”.

“Si lo lloran, si lo quieren personas que no tan tenido mi acercamiento a él, imagínese yo, yo lo recuerdo con amor, con cariño de hijo como un buen padre.

“¿Cómo era el papá?

“Me decía: hágale caso a su mamá. Cuando no vivíamos juntos, él no me regañaba, hablaba más bien con mi mamá y le pedía: tu dime lo que esta haciendo Martín, qué esta haciendo mal, yo le hablo con corrección pero no lo quiero regañar porque el tiempo que nos vemos es poco y para yo regañarlo no quiero que se lleve un mal recuerdo mío”.

Martín padre era descomplicado al educar. “Mientras mi mamá me decía: no, hijo, si un niño a usted lo molesta, tranquilo, hable con la profe y le dice y mi papá me decía: si lo molestan hijo: ¡métale una trompa!”.

Formas de pensar de las que el hijo concluye: “Yo siempre digo que uno debe tener los dos extremos, pero uno debe tener las dos formas de elegir para uno saber cual es la mejor, igual yo he respetado lo que él me decía y lo que mi mamá me decía”.

¿Para usted quien es Claudia Varon? Para mi es todo. Es mi amiga, mi consejera, yo creo que más que una mamá es un apoyo incondicional, siempre esta conmigo. Yo sin ella en este momento no seria quien soy, me quedo sin palabras, es una gran madre”.

Y afirma “El 50% de lo que yo soy, a parte del 100 que es de Dios, es gracias a lo que ella me ha inculcado”.

¿Qué admira usted de su mamá? Es un ejemplo. Ella siempre me inculca los hábitos como es mantenerme ocupado, cosas que me sumen. Siempre me pone a estar ocupado, porque el primer error de un niño en una casa es estar haciendo nada. Ella esta trabajando para llevar un hijo al mundo. Mi hijo es el mejor ejemplo porque él fue el que me retó a mi” aseguró Martincito.

En la actualidad, Martín Elías es jugador de la sub14 del Atlético Nacional de Medellín. Es defensa, pero de un tiempo a esta parte juega de delantero.

Dicen quienes lo conocen como su entrenador Juan Carlos Villa que, entre otras cualidades, le pega duro al balón, es fuerte y tiene liderazgo”.

Sonriendo afirma que “mi mamá me dice todo lo que habla afuera de la casa hable en el campo”

¿Qué jugador admira usted del fútbol colombiano?

“Juan Guillermo cuadrado y a Juan Fernando Quintero. De este último dice que sabe de la dura historia que tuvo al perder también a su papá, aunque en circunstancias distintas, es una misma ausencia.

¿Y en el extranjero?

“¡A Cristiano Ronaldo!”.

De él admira que  “tuvo que hacer sacrificios para lograr ser quien es ahorita, con la disciplina y la constancia se puede llegar a los resultados y eso me inspira de él”.

Para finalizar la entrevista con Testigo Directo tira un versos:

“Hijo de Martín Elías,

lo digo con emoción,

nieto de Diomedes Díaz

lo levo en mi corazón”

En este verso yo canto,

me llamo Martín Elías,

este verso es para Claudia

que la amo con mi vida”

¡Con mucho gusto!

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