"Hoy es un día trágico para Brasil", como señaló el presidente Temer. El Palacio de Sao Cristovao, testigo de vieja data de muchos de los momentos relevantes de la historia de ese país, fue arrasado por un incendio durante la noche del 2 de septiembre. Desde 1892 este espacio albergarba al Museo Nacional de Río de Janeiro, el más antiguo de Brasil, uno de los más importantes de América Latina, y ampliamente reconocido por alojar unas 20 millones de piezas que datan de diferentes periodos.
Aunque las causas de la conflagración aún se desconocen, lo que sí es claro es que "se han perdido doscientos años de trabajo, de investigación y conocimiento”, así como lo apuntó el mandatario. Cabe anotar que el museo, administrado por la Universidad Federal de Río de Janeiro, poseía un gran patrimonio, que incluía colecciones de geología, botánica, paleontología y arqueología.
Cristina Cerejo, vicedirectora del museo, declaró a medios locales que aunque es muy temprano para evaluar la magnitud de los daños, se cree que una parte significativa de la colección quedó destruida, aunque existe la esperanza de que se hayan salvado algunas piezas que se conservaban en un anexo.
Según informes las llamas iniciaron a las 19:30 (hora local), cuando el recinto ya estaba cerrado y solo cuatro vigilantes estaban en su interior. Además, de acuerdo con Roberto Robadey, jefe de bomberos de la ciudad, la falta de hidrantes en la zona y las características propias del lugar —pisos de madera y piezas guardadas en alcohol— hicieron más difícil controlar el fuego.
Acá una visita guiada al museo: