El dos de diciembre de 1993 sobre un tejado del barrio Los Olivos por un disparo en el pecho propinado por el general Hugo Aguilar, quien comandaba el bloque de búsqueda, cayó Pablo Escobar Gaviria. Desde entonces nació un mito que hoy Medellín intenta olvidar. Sin embargo, aún hay seguidores que lo adoran como un dios. En estas imágenes se ve una de las ofrendas predilectas: meter perico sobre su tumba es para ellos comulgar.
— Escobar Jr. (@PabloEscobarJr) 17 de junio de 2017