Tardaron 14 años desde el incendio en la iglesia de Bojayá el 2 de mayo del 2002 para que el Cristo que presidía el altar llegar al taller del restaurador Fernando Cuellar en Bogotá. Además de la tragedia ocasionada por un cilindro bomba disparado por las Farc, que ocasionó la muerte de más de ochenta personas, del templo no quedó nada. El único vestigio fue el torso del Cristo Negro protector de Bojayá.
Fernando Cuellar cuenta la historia del trabajo en el que se empeñó para que la reliquia pudiera estar de regreso a Bojayá ahora conservada en una urna de cristal.
Realización: Alejandro Álvarez.