“Que te perdone yo, que te perdone, como si fuera yo el Santo Cachón”. Una de las canciones de la música vallenata más conocidas en Colombia y en el mundo, con versiones de distintas agrupaciones, es sin lugar a dudas el Santo Cachón. ¿Quién no ha cantado, tarareado o, al menos, oído ese estribillo?
¿Pero saben los lectores qué inspiró al fallecido Romualdo Brito (1953-2020) para escribir esas letras que inmortalizó la popular agrupación colombiana Los Embajadores Vallenatos, conformada por Robinson Damián y Ramiro Colmenares? La respuesta: una inmensa estatua en un entonces desolado parque de Barranquilla (Colombia), testiga de las pilatunas de una que otra parejita furtiva que le daba rienda suelta a sus pasiones al amparo de la oscuridad y de las matas crecidas del lugar.
El programa de televisión Testigo Directo de Rafael Poveda se dio a la tarea de indagar a fondo este cuento surgido en esa ciudad del norte de Colombia. “Esa historia es uno de los tantos mitos que tiene la encantadora Barranquilla y que surge en una época —por allá por los años 70ª— cuando las administraciones locales no le prestaban la menor atención a los parques”, dijo el veterano periodista Rafael Sarmiento Coley.
“Este era un parque que había sido construido con mucho amor por allá en los 50ª para rendirle culto a la imagen del Sagrado Corazón, pero a raíz de que se fue llenando de maleza se convirtió prácticamente en un bien sin dueño o, prácticamente, en un motel al aire libre”, agregó el comunicador.
Elkin Alberto Núñez, funcionario del Archivo Histórico del Atlántico-Sección Conservación Preventiva, explicó que el Sagrado Corazón de Jesús es considerado como el santo patrono protector de Barranquilla y que el parque tienen parte de sus orígenes en 1947 cuando un grupo de damas prestantes de Barranquilla quisieron darle a la ciudad un monumento digno teniendo como referente al Sagrado Corazón.
“Se hizo una junta pro monumento y a partir de marzo de 1947 se cristalizaron todos los proyectos como fue la creación de junta de festejos y se recaudaron los dineros respectivos para traer de Italia la imagen que se elaboró allá. El monumento se inauguró el 20 de junio de 1952”, explicó el experto.
La estatua del Sagrado Corazón de Jesús, popularmente conocida como la del ‘Santo Cachón’, tiene 17 metros de altura (11 metros desde la base y 6 desde el pedestal) y está hecho en mármol de carrara.
¿La canción resume parte de ese folclorismo que acompaña al barranquillero? “Eso fue una genialidad de Romualdo Brito, quien tomó la historia del parque del Sagrado Corazón para el tema de un canto que trascendió a nivel mundial. Esto porque, a pesar de que al comienzo se recibió como una ofensa a la estatua del Sagrado Corazón, después se entendió como una forma humorística de ver el ingenio de la mujer y del hombre barranquillero para tener un desfogue sexual en un sitio oculto”.
“Romualdo lo que hizo fue recoger todas esas leyendas del mito que encerraba el Parque del Santo Cachón, en el que la gente entonces se descaró tanto que incluso se venían a pie por el lado de arriba, que era el que estaba cubierto con matas y plantas grandes. Se veía que el hombre iba adelante y pam desaparecía, y de pronto pam desaparecía la mujer… Oye, estas plantas como que son carnívoras decía la gente y ahí surgió la leyenda de las plantas carnívoras del parque que no era sino parte de la viveza de la gente para darle rienda suelta a sus pasiones”, dijo el periodista.
En ciertas zonas del parque incluso se encontraban colchas y espacios adecuados para hacer el amor. “Ya no fueron solo los de a pie, sino hasta los del carro”, agregó Rafael Sarmiento. Actualmente, el parque se haya remodelado y es uno de los más modernos de la ciudad.
¿Resume el calificativo del Parque del Santo Cachón la idiosincrasia barranquillera? "Resume en el sentido de que Barranquilla es mamagallista, el barranquillero le saca filo a todo, te ve a ti hoy y mañana ya te tiene un sobrenombre. Somos así, gente chévere, gente alegre y descomplicada. ¡Y el parque no tenía como salvarse de esa sabrosura que llevamos en el ADN!”, le comentó Sarmiento al periodista Héctor Sarasti, autor de la crónica para televisión.