La variante San Francisco-Mocoa hace parte del corredor transversal que une el Pacífico con el Amazonas a partir de la carretera Tumaco-Pasto-Mocoa, y es de vital interés internacional, nacional y regional.
Los orígenes de la vía se remontan a la época de la conquista y colonia, más específicamente a los caminos misioneros de los franciscanos, dominicos, jesuitas y capuchinos. Más adelante, en el siglo XIX, en la década de los años 1875-78, fue la trocha que recorrió Rafael Reyes Prieto (presidente de Colombia de 1904-1909) para sus aventuras de exportación de quina a través de la zona andina (Pasto-La Cocha-Sibundoy-Mocoa-Puerto Asís), y la navegación por el río Putumayo, Napo, Amazonas (Manaos-Belen do Para) para salir al océano Atlántico.
Luego, en 1904, cuando se creó el departamento de Nariño (agrupaba lo que hoy es Nariño, Caqueta, Putumayo y Amazonas), que contaba con más de 400.000 kilómetros cuadrados de territorio, era la vía que sustentaba su apuesta económica y empresarial. Después, con la guerra con el Perú en 1932, se construyó un carreteable a la carrera que une a Pasto con Mocoa y desde esa época esa trocha fue denominada como el "trampolín de la muerte".
Pues bien, esta transversal (Tumaco-Pasto-Mocoa) fue adjudicada por Invías, el 27 de julio de 2010, al consorcio “Vial del Sur”, mediante dos licitaciones: para el mantenimiento del corredor actual desde Tumaco-Pasto-Mocoa y la construcción de la “Variante del tramo San Francisco-Mocoa. Lo anterior, por un valor de $ 850.000 millones de pesos.
Aunque se suponía que el 8 de agosto de 2011 se iniciarían las obras, unos años después el contrato se modificó por no contemplar la obra estabilización de taludes y estudios ambientales detallados en la zona a intervenir; situación recurrente en Colombia en donde las obras se inician sin planificación, ni interventorías confiables.
El tramo a intervenir con la variante se ubica en el tramo San Francisco-Mocoa, tiene una longitud de 78 km y es un sendero lleno de curvas, deslizamientos y espacios reducidos. Los conductores tienen que hacer maravillas para llegar a sus destinos sanos y salvos.
Los estudios previos identifican una variante de 45.6 km, 35.5 km están en áreas protegidas, lo cual obliga a construir obras especiales: esto es 49 puentes y viaductos que miden 2.75 Km, los cuales permitirán el paso de la fauna y 332 alcantarillas para el control de aguas lluvias y escorrentías. Estas obras de mitigación ambiental están calculadas en 1.8 billones de pesos, recursos que no están presupuestados. Además, no parece existir voluntad del gobierno nacional para continuar la obra.
La obra se encuentra en este momento abandonada y sin recursos, la manigua se está comiendo las infraestructuras. Según informe de Invías del 22 de febrero de 2018, se han invertido en la variante $ 401.550 millones y el costo de la interventoría es de $ 28.160 millones, sin que se conozca informe de la misma y evaluación de inversiones. Pues bien, se construyeron 16.2 km de explanación (de los 45.6 km proyectados con pavimento), 10 puentes (7 en el frente San Francisco y 3 en Mocoa) concluidos y uno a medias que se lo está comiendo el óxido en el frente San Francisco. En conclusión, esta importante obra está abandonada, la selva es testigo de este detrimento patrimonial.