Federico Gutiérrez lleva dos años al frente de la ciudad y desde el primer día ha recorrido las calles de Medellín para tomar decisiones, no en un escritorio sino con la gente. Su despacho permanece vacío, o mejor no tiene escritorio en la sede de La Alpujarra, el centro administrativo de la ciudad. Allí solo convoca a los consejos de gobierno para planificar tareas, evaluar y pedir resultados.
Las redes sociales son otras de sus herramientas eficaces de gobierno, confirmando en la práctica aquello de que gobernar es comunicar. Toma decisiones que comparte y comunica en tiempo real. A través de twitter, incluso, logró recuperar el busto de Atanasio Girardot que había sido robado en pleno centro de Medellín y ha logrado capturas exprés, de ahí que los delincuentes le teman y lo mantengan amenazado.
Federico Gutiérrez mantiene una popularidad del 84%, lo que lo convierte en el segundo alcalde más aceptado del país. Su gobierno en las calles le ha generado una creciente confianza con los ciudadanos que lo perciben comprometido con la solución de los problemas. Su trato casual lo acerca a todos sin distingo y fue esta misma estrategia, la de caminar cuadra a cuadra la ciudad conversando y escuchando, lo que le permitió llegar a la alcaldía sin estructuras políticas convencionales, consiguiendo incluso derrotar a Juan Carlos Vélez, el candidato del Centro Democrático y del expresidente Uribe en una ciudad donde él ha mandado electoralmente. Una estrategia que le ha dado tan buenos resultados que antes que cambiarla aspira a profundizarla.
