Hace poco conocimos las declaraciones de la ex Senadora Aida Merlano. Estas declaraciones no han hecho más que confirmar lo que desde siempre ha sido un secreto a voces en el país que, en Colombia hay unas pocas familias mafiosas y corruptas que detentan el poder.
Esas declaraciones abren varias incógnitas, aunque aquí nos referiremos a dos. Por un parte el papel de los medios de comunicación, pues tras las declaraciones es poco el cubrimiento que los medios tradicionales han realizado. Esto quizás se deba a que ese mismo poder oculto y mafioso del que habla la señora Merlano, está ejerciendo un tipo de censura, pues ven sus intereses amenazados.
Por otra parte, nos surge la incógnita de ¿en qué tipo de Estado vivimos? Y la respuesta es que nos encontramos en un Estado mafioso o un narco Estado. Y esto es fácil de identificar y demostrar. Entre tantas cosas, hace poco vimos al general del ejército lamentar públicamente y dar las condolencias a la familia de un criminal asesino y mafioso como lo fue alias Popeye. Y mientras para su familia hay mensajes de condolencias, frente a los asesinatos de lideres sociales se mira para otro lado.
También hemos conocido como un expresidente y ahora Senador, su familia, hermanos, cuñada etc. han tenido y tienen vínculos con paramilitarismo y narcotráfico. Su excuñada esta presa por trabajar con el cártel de Sinaloa, con el Chapo Guzmán y también hace poco conocimos que este personaje abría recibido dinero del cártel por haber ayudado al envío de cocaína por medio de la empresa Air Cargo Lines.
Las declaraciones de Aida Merlano solo corroboran lo que se sabe. Colombia hasta nuestros días es un estado mafioso y corrupto en donde la soberanía se encuentra en una pocas personas y familias que deciden en yates con un whisky en la mano como repartirse el poder y el dinero, mientras la inmensa mayoría vivimos en la precariedad, sin salud, educación, viviendo y empleo.
En definitiva, el debate es, ¿continuamos con un Estado mafioso o construimos una República Democrática? Esto es algo que va a depender de nosotros, de nuestra capacidad de actuar en colectivo y de ejercer la soberanía. Por eso es por lo que debemos seguir movilizándonos, por hacer de Colombia una República Democrática.