En Colombia el flagelo de la extorsión es latente. Camaradas 2, una banda delincuencial que operaba en uno de los barrios más vulnerables de la capital colombiana, obligaba a sus víctimas a pagar una cuota por permitirles habitar sus propias casas.
Con cámaras ocultas y más de seis meses de investigación, las autoridades lograron desarticular esta peligrosa organización de extorsionistas. Sin embargo, si las víctimas se niegan a denunciar es más probable que este flagelo se repita y no termine.