En este vídeo analizamos las declaraciones de la ministra del interior en donde equipara a los muertos por robos de celulares con el asesinato de líderes sociales. Estas declaraciones han generado gran polémica y no es para menos.
El discurso de la ministra deja ver con suficiente claridad un doble discurso sobre los DD.HH. en el país y sobre la importancia que merecen los lideres sociales. Por una parte, el gobierno habla de defender y proteger a estos, pero al mismo tiempo niega la situación, le resta importancia y los equipara con otros tipos de muertes. Con esto se desconoce o se oculta la magnitud real del problema y su impacto en la democracia.
La señora ministra lo hace valiéndose de ciertos juegos retóricos fundamentales. El fundamental es la ampliación del fenómeno al máximo. Esto lo vemos cuando dice todo muerto duele igual. Con esto evita hablar del fenómeno concreto y las implicaciones que tiene para el país. Después de esto lo que hace es equiparar la realidad. Simplificarla, distintos significantes, pero el mismo significado. Esto queda evidente cuando afirma que todas las muertes son iguales.
Posteriormente, la señora ministra presenta una serie de números y esto es de gran importancia porque los números son fríos. Estos no logran trasmitir la importancia del fenómeno y su impacto. El uso de estos números es adrede, puesto que los va a usar para argumentar que no existe una sistematicidad en el asesinato de líderes sociales. De igual forma argumenta que el 53% de los asesinatos de lideres se han esclarecido y en el mayor de los casos el motivo de la muerte no fue ser defensor de DD.HH.
En definitiva, nos encontramos ante un fenómeno peor y más peligroso que el COVID-19 o coronavirus. Este fenómeno es la violencia política. Dicha violencia ha estado presente desde el nacimiento mismo de Colombia y desde hace también mucho tiempo asociada con la corrupción y el narcotráfico. Esto queda evidente cuando entre el 2000 y 2010 asesinaron a más de 5763 personas dentro del fenómeno conocido como “falsos positivos”. Pero también según el informe de la ONU en el 2019 ocurrieron 36 masacres en el país. Querer ocultar esta realidad, maquillarla o restarle importancia es ponerse al servicio de quienes se lucran de esta.
En las ultimas elecciones vimos como ese discurso de odio y miedo se usó para ganar la presidencia y ahora tenemos como resultado de ese discurso, la materialización de asesinatos a diestra y siniestra. Si la ministra habla de algo peor que el coronavirus. Indolencia, desprecio y desinterés por la república y la democracia.
Pero podemos cambiar la realidad y ¡lo haremos! Debemos organizarnos políticamente y cerrar la puerta a esos señores que se lucran del conflicto.