.Publicidad.
ESPECIAL
Vidas que se llevó el coronavirus
en Colombia
Monja en barrios pobres de Cartagena, quería ser misionera en África
Johana Rivera
Q.E.P.D. 27 de marzo de 2020
Johana Rivera Ramos, ya era abogada de la Universidad Popular del Cesar en Valledupar, cuando llegó a Cartagena y empezó a vincularse con los grupos juveniles de su parroquia y los seminaristas que la impulsaron a hacer realidad su vocación religiosa.
Javier Rosanía, hoy sacerdote, fue quien le sugirió unirse a las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, que habían llegado de España para ayudar a la Arquidiósesis de Cartagena en su labor social y pastoral en los barrios más pobres y retirados de la ciudad. Las dos hermanas españolas, María José Alamar y Consuelo Vilaplana fundaron el capítulo colombiano el 25 de febrero del 2009.
Johana, que había nacido en San Martín de Loba y residía en Cartagena con su madre Ana Ramos y sus hermanas Yulissa, Yineth y Yiseth, decidió unirse a las religiosas del barrio La Divina Providencia. Empezó estudiando teología en el Seminario Provincial San Carlos Borromeo de Cartagena, mientras se formaba para la vida religiosa en la que dio el primer paso al profesar votos en el 2015. Dos años después se iría a Perú para trabajar en Cuzco con niños ciegos y en Lima con niños sordos.
En el 2019 estaba de regreso a Cartagena, con su experiencia misionera y el gusto por el ají de gallina y el chicharrón de chancho. Inició entonces su trabajo en Arjona, un barrio en los extremos de la ciudad, ayudando a su comunidad en un comedor social para niños y viejos, mientras daba catequesis para la Primera Comunión. Y preparaba el proyecto de un aula de apoyo pedagógico, que se quedó en el aire. Como el deseo de ir como misionera a África, que le había confiado a la hermana María José, el recuerdo del cumpleaños 33 el 10 de enero en el que sacó la tambora y bailó cumbia porque “siempre fue una religiosa feliz”. Y el anillo comprado para profesar los votos perpetuos el 25 de marzo y ser la primera colombiana de la congregación que fundó en Valencia (España) la madre Francisca Domenech, en proceso de beatificación.
En la madrugada del 27 de marzo Johana falleció en la Clínica Madre Bernarda donde había sido llevada 12 días con un diagnóstico de amigdalitis. El día de su muerte el Instituto Departamental de Salud confirmó el positivo para covid-19. Las pruebas de quienes estuvieron a su lado han resultado negativas.
Comparte la historia de tu ser querido que se llevó el coronavirus
o envíala con una foto al correo: historiascovid@las2orillas.co
Vea otras historias en:
Vidas que se llevó el coronavirus: Jesús Antonio Cabrales
La alegría Sucreña en los quirófanos de Cali. Murió a los 66 años el 30 de abril. Esta es su historia de vida
Vidas que se llevó el coronavirus: Arnold de Jesús Ricardo
Conductor de taxi en Cartagena con una pasión: el Junior. Falleció el 16 de marzo siendo la primera víctima del COVID-19 en Colombia. Esta es su historia de vida
Vidas que se llevó el coronavirus: Carlos Nieto
El primer médico héroe en fallecer. Un llanero de 33 años que dijo adiós el 11 de abril
Vidas que se llevó el coronavirus: Juan Carlos Valencia
El Padre que vivía para su gente en el Pacífico. Murió el jueves 7 de mayo al medio día. Esta es su historia de vida
Vidas que se llevó el coronavirus: William Gutiérrez
El médico que alertó: "Quédate en casa". Murió a los 59 años el 11 de abril. Esta es su historia de vida
Vidas que se llevó el coronavirus: Antonio Bolívar
Protagonista en El abrazo de la serpiente, de Leticia a Hollywood. El 30 de abril falleció a los 75 años. Esta es su historia de vida