Víctor Culman es un líder por naturaleza. Nacido en 1991 en la Hormiga, Putumayo, zona en donde el conflicto armado en esos años tuvo su mayor incidencia en la región. Hijo de una mujer afro de Nariño y de un indígena Pijao del Tolima, desde sus primeros años tuvo clara la necesidad de ser la voz de sus comunidades, por eso cuando llegó a la vereda El Empalme Nariño a cursar su bachillerato, comenzó a ser parte de las diferentes expresiones organizativas que representaban a los estudiantes en la Institución Educativa Rural El Empalme.
Hoy Víctor Harold Culman hace parte del Fondo Potencia Pacífico de Manos Visibles, gracias al cual cursa la Maestría en Gerencia y Práctica del Desarrollo de la Universidad de los Andes, a la que se presentó como líder de su territorio con la apuesta de la de la promoción de la sustitución de cultivos de hoja de coca, luego de graduarse como Politólogo de la Universidad del Cauca y de hacer parte de distintas iniciativas enfocadas en los territorios de Putumayo y Nariño, entre ellas haber sido asesor de la Alcaldía de Ipiales en lo concerniente a la sustitución de cultivos ilícitos.
Voz étnica
“Yo nací en 1991, en un momento en el que la guerra y el conflicto eran el marco principal de la economía a partir de los cultivos de la hoja de coca, es por eso que cuando me presento a la maestría, propongo en mi ensayo como bandera contribuir y promover el tema de la sustitución de cultivos de coca de raíz”, dice este líder afrocolombiano a propósito de su postulación a magister, gracias a la convocatoria de Manos Visibles.
Culman labora actualmente para la Agencia de Renovación del Territorio, desde donde contribuye de manera directa en la implementación de proyectos para la reconversión económica de las familias que en algún momento vivieron de la economía de los cultivos de hoja de coca.
“Estoy como profesional territorial en mi caso y lo que hago es acompañar a las familias para que cumplan con los requisitos que el Programa Nacional de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito exige y a través del cual el gobierno se comprometió con unos proyectos específicamente para ese tránsito de la economía ilícita y aunque esos acuerdos fueron incumplidos en su momento por parte del gobierno, hoy hay una nueva oxigenación, una nueva oportunidad a nuevas posibilidades”, dice Harold Culman, quien junto a más de 45 profesionales del litoral Pacífico obtuvieron se tituló como Magister en Gerencia y Práctica del Desarrollo.
Pero para este politólogo, su principal fortaleza que le permite consolidar su liderazgo radica en hacer parte de la misma comunidad y en tener claro cuáles son las prioridades y necesidades más relevantes que por muchos años los han agobiado.
Enfoque académico
“Estudié la primaria en la Institución Educativa Rural Mixta Rancherías, a la que para llegar debía caminar una hora todos los días, de ida y de vuelta. Para hacer el bachillerato nos fuimos para la vereda El Empalme que sí tenía colegio para educación secundaria y donde hice de sexto a once, mientras combinaba con actividades organizativas a través de la Fundación El Progreso. Ante la escasez de dinero para la alimentación y el hospedaje, junto al profesor Miguel Merchán y un grupo de 30 compañeros, arrendamos una casa que funcionó como una especie de internado y que nos permitió poder terminar nuestros estudios”.
Y añade: “Cuando pude ingresar a la Universidad del Cauca y me convertí en el primero de mi comunidad en hacerlo, llegué a Popayán con una maleta pequeña, unas cobijas y un par de zapatillas y al inicio de la carrera, me hice amigo de tres compañeros de Timbiquí y con ellos arrendamos un espacio donde vivíamos durante tres meses solo comíamos una vez al dia. Hasta que me pude vincular al programa de Residencias Universitarias por mi rendimiento académico, solucioné el problema de vivienda y me convertí en representante estudiantil por varios años”.
El inicio de la maestría para Harold coincidió con la pandemia. Vivía en el territorio y las condiciones de conectividad eran sumamente complicadas, “muchas veces sin internet y a veces sin el servicio de energía, pero lo más complicado era cumplir con las charlas a distancia; culturalmente estamos acostumbrados a hacer las cosas de manera presencial, entonces la virtualidad se nos convirtió en un desafío grande lo que nos permitió ser resilientes y buscar alternativas para poder superar esas dificultades y lograr desarrollar nuestro proceso de maestría”.
Apoyo estudiantil
Esta formación, su paso por la universidad y poder haber desarrollado una carrera de liderazgo y representación social le ha servido a Víctor Culman como plataforma para apoyar a otras personas en sus procesos formativos, es así como asesora a estudiantes de bachillerato de su comunidad para que fijen sus propósitos y desarrollen sus potenciales para acceder a una carrera profesional.
“Desde hace algún tiempo he venido apoyando a estudiantes de bachillerato, ya he tenido más o menos unas diez experiencias, en las que los he asesorado y he acompañado para que puedan acceder sobre todo a la educación de pregrado, es una forma de contribuir con hechos reales porque en estos territorios tan lejanos, tan marginales del centro del país donde la mayoría de los estudiantes llegan a ser solo bachilleres. Por eso es necesario el apoyo, por eso es necesario aprovechar todas estas redes y contactos que se han creado gracias a la maestría para que se generen más insumos y más herramientas y poder seguir impulsando el acceso a la educación superior de más estudiantes”, invita este joven líder que se proyecta en sus comunidades y territorios.