A poco más de un año de la muerte del zar de las esmeraldas, es conveniente traer unas píldoras para la memoria:
Carranza, desde los 90’s obtuvo el monopolio del negocio de las esmeraldas, llegando a conseguir el título de “El zar de las esmeraldas” con el que murió. Fundó para eso las autodefensas con el nombre de “Los Carranceros” para proteger sus minas. Este criminal fue señalado por más de ocho jefes paramilitares como cabeza de ese tipo de organizaciones y responsable de la expansión de las autodefensas. Fue, además, vinculado a varias masacres, entre ellas las de Mapiripán (1997) en donde asesinaron a decenas de personas; la de Miraflores (1997) acusado por el mismo Estados Unidos de cometer esa masacre en complicidad con el Ejército, donde murieron cerca de 12 personas; la de Caño Jabón (1998) en donde fueron asesinadas más de 27 personas, niños incluidos. Sin embargo, nunca quisieron demostrar su culpabilidad, es como si fuera millonario, poderoso y paramilitar; cosa curiosa.
Este señor llegó a tener hasta dos millones de hectáreas que por cierto cuando llegó a la número un millón, realizó una gran fiesta celebrando sus nuevas tierras. Para que se hagan a la imagen del poder que tuvo este personaje, es conveniente recordar que Bogotá no alcanza a tener ni siquiera 200.000 hectáreas. Para complementar, informes de la ONU afirmaron en 2011 que el 52% de las tierras de Colombia son de apenas el 1.5% de la población, en donde debió estar el esmeraldero. El pobre viejecito también fue beneficiado por una Reforma Agraria, a principios de los ochenta, recibiendo 80 hectáreas de tierras en Puerto López. Este señor tuvo tierras por todo el país, de norte a sur y de oriente a occidente, y quién sabe si en las islas.
Al esmeraldero se le investigó por los nexos al principio mencionados, pero qué pasó, que curiosamente no se le comprobó nada aunque sí pagó unos meses de cárcel por la conformación de grupos paramilitares en la Costa y los Llanos orientales. La justicia para él no existió realmente. A finales de los 80’s se encontraron más de 50 cuerpos en una propiedad que alguna vez fue suya en el Meta, y por esto fue condenado a 10 años de prisión pero acto seguido fue absuelto sólo porque la propiedad ya no era suya, recibiendo luego 70 millones de pesos por parte del Estado en reparación por perjuicio moral. Por mencionar solo otro caso, a finales de los noventa, fue condenado por tráfico de drogas y manutención de ejércitos paramilitares, pero tres años después se le absolvió.
Los crímenes de Carranza murieron en la impunidad y sin que la justicia lo tocara realmente. Ojalá esto no siga sucediendo
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