En los años del conflicto armado colombiano, Colombia fue uno de los países con mayor número de víctimas de minas antipersonal en el mundo. Militares, policías, civiles de todas la edades, murieron o quedaron mutilados. Gracias al proceso de paz la cifra se ha reducido en forma sustancial.
Las minas antipersonal son esos letales artefactos explosivos que se colocan cerca de la superficie de un terreno y que detonan con la cercanía de personas o vehículos. Las víctimas han sido miembros de la fuerza pública y personas de todas las edades en los municipios azotados por el conflicto.
Han sido un arma de guerra usada en conflictos armados de todo tipo, nacionales, regionales, locales. Las hay producidas industrialmente y también las “hechizas”. Las minas, con frecuencia, se localizan en objetos que parecen inofensivos, lo que las hace mas peligrosas, especialmente para la población civil.
Hay mercados legales y también hay ventas de contrabando a grupos ilegales armados. Los principales países productores son los Estados Unidos, Rusia, China e Israel, aunque nuevos exportadores incursionan (Corea del Sur, India, entre otros). Son la fuente legal y también los proveedores de mafias internacionales que se lucran de las guerras locales.
La gravedad de las minas antipersonal es que pueden afectar personas mucho tiempo después de culminado un conflicto por la simple razón de que el desminado es una ardua faena. En la península coreana, por ejemplo, no se ha culminado el proceso de desminamiento de los artefactos sembrados en los años cincuenta del siglo pasado, aunque las zonas están delimitadas.
El desminado es una ardua faena.
En Corea, por ejemplo, no ha culminado el proceso de desminado
de los artefactos sembrados en los años 50 del siglo pasado
Colombia era uno de los países del mundo con mayor número de víctimas por minas antipersonales en las últimas décadas del siglo XX y comienzos del actual. Compartía con Bosnia – Herzegovina, Afganistán, El Salvador y Nicaragua ese fatídico honor. En la segunda mitad del siglo pasado Camboya fue la campeona, que tuvo diez millones de minas sembradas.
Personal de las fuerza pública y sencillos campesinos, incluyendo niños, han sido las principales víctimas en Colombia.
En 1997 Colombia firmó el Tratado de Ottawa (“prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción”), también suscrito por 161 países mas. Para cumplir con Ottawa, se aprobó en 2002 la ley 759. No obstante, la persistencia del conflicto interno arrojó mas víctimas en años venideros que, finalmente, se redujeron posteriormente gracias al proceso de paz.
Según la Dirección para la Acción Integral contra Minas Antipersonal (Descontamina), entre 1985 y 2018 se registraron 11 601 víctimas. El peor año fue el 2006 con 1232 víctimas. Lo esperanzador del proceso de paz consiste en que, de lo corrido en 2018, ha habido solo 73. Históricamente, una quinta parte de las víctimas fallece y, en el caso colombiano, el 61% han sido miembros de la fuerza pública. El ejemplo del Hospital Militar con muy poco oficio en la actualidad se relaciona con la reducción del número de heridos por minas antipersonal.
En Colombia 515 municipios han sufrido accidentes de minas antipersonal, encabezados por Vistahermosa (Meta) que, de 1990 a la fecha ha tenido 363 víctimas, seguido de Tame (Arauca) y San Vicente del Caguán (Caquetá), Montañita (Caquetá) y Tarazá (Antioquia), con 244 víctimas. De lejos, el departamento mas afectado ha sido Antioquia, con 1.147 víctimas.
El proceso de paz ha sido determinante para la reducción del número de víctimas de minas antipersonal.
Según el general Naranjo, vicepresidente saliente, 36 nuevos municipios son hoy declarados libres de sospecha de minas antipersonal. “Mas de 320 000 personas que ya pueden caminar tranquilas por sus territorios”.
¡Por supuesto que valió la pena haber trabajado por la paz! Mas vidas salvadas de colombianos de todas las edades, campesinos y miembros de la fuerza pública. Mejores prospectos para la economía, la inversión y el turismo.
