Alejandra Omaña, ese es el nombre que ya hace algunas semanas ha generado tanta controversia en la sociedad cucuteña. Podemos y para hacer un análisis más claro, empezar de adelante para atrás.
A comienzos de este mes salió publicado en la página web de la revista Soho un artículo “escrito” –por si acaso, le otorgo el beneficio de la duda a su autoría- por esta joven titulado “el cucuteño promedio” en donde la señorita Omaña recoge su parecer con respecto al comportamiento y la actitud de nuestros coterráneo. Para muchos a sido la aberración total, una bellacada, un absurdo, un completo desconocimiento de los seres inmaculados que poblamos esta zona de frontera; para otros no es más que la verdad dicha y escrita de lo que muchos consideran somos a flor de piel.
Por utilizar epítetos tan puntuales al escribir dicho artículo, algunos de nuestros más ilustres representantes en la sociedad nacional han manifestado su descontento con dicha publicación. Andrea guerrero periodista de deportes del canal RCN envió una carta airada al director de la revista Daniel Samper Ospina en donde deja ver su fervor regionalismo y rodilla en tierra y muy a su estilo le pide que no permita que “personas en busca de protagonismo” despotriquen de la ciudad que la vio nacer, también se unieron a esta querella pro-regional: Juan Manuel Correal “papuchis”, Gineth Fuentes (ejecutiva de RCN y esposa de J. Mario Valencia), el doctor Jairo Quintana, entre otros.
De una forma más minuciosa la periodista Mary Stapper replica el día martes con una columna titulada “así somos los cucuteños” la señora Stapper, recoge a su manera de ver todo lo bueno que podría encontrar una persona del exterior en nuestra ciudad pero que en mi concepto y leyendo muy detenidamente entre líneas va a salir más cara la cura que la enfermedad. Adicional a mencionar centros comerciales, restaurantes, personalidades y cualidades que sacarían la cara por Cúcuta, también dice que al que describe Alejandra en el blog no es a un cucuteño sino a un “visitante acúcuteñado” o gente de afuera, le replica a la joven diciendo “pero si usted va a Alejandría, (único centro comercial que usted cita), no encuentra cucuteños sino paisas, vallunos, costeños, bumangueses y bogotanos entre otros. Esos sí viven del contrabando” también escribe “esos que cita con Runer y equipos costosos, no son nacidos aquí, sino llegados de otras regiones de Colombia, atraídos por la magia y el facilismo” es ahí donde le pido a la señora Stapper que si la defensa que va a presentar a favor de la “tierrita” es diciendo que Cúcuta emana una “magia de facilismo” exquisita al olfato traqueto es mejor que deje así.
Pero resulta que Alejandra Omaña no solo es centro de atención por este hecho, si hacemos memoria el 11 de marzo de este año nuestro periódico la opinión publico una nota en donde se hacía énfasis a un hecho ocurrido dentro de las instalaciones de la Unipamplona y lo titulo “Estudiante de Unipamplona denuncia grave caso de matoneo” en este artículo se dice que la joven estudiante de sexto semestre de comunicación social había sido protagonista de exclusión y rechazo colectivo tanto por sus compañeros como por el docente de la clase de narrativa universal quien luego de ser encarado por la joven y exigirle procediera de forma pronta con la clase, este le respondió que si no era de su agrado su metología era mejor que matriculara en otro grupo. Este hecho trascendió al punto que la joven hiciera la denuncia en la procuraduría regional y ante el defensora del pueblo, la opinión le dedicara un artículo y muchos en las redes sociales salieran a defender a esta mujer indefensa que solo exigía fuera alimentada con el nutriente del saber.
Vaya sorpresa encontramos al seguir revisando, y vemos que Alejandra vuelve a ser protagonista de otra noticia publicitada por los medios. en este caso no es ella la victima frágil e impoluta que se presentaba en el citado anteriormente sino que al parecer era la despiadada compañera déspota y maligna que oscurecía a tan selecto grupo de conferencistas.
El 27 de marzo de este mismo 2014 tan movido para Cúcuta, la opinión publica el artículo “No existió matoneo: alumnos” en este la opinión en su papel de presentar la noticia de una forma imparcial y participativa nos muestra el punto de vista -al parecer veredicto- por parte de los compañeros de la joven Omaña.
Allí estos jóvenes le cuentan al medio que en ninguno de los casos que presenta Alejandra como denuncia hubo matoneo hacia ella, sino que al contrario de lo denunciado eran ellos los principales afectados por la joven. Manifiestan que esta es una persona conflictiva, irrespetuosa e impaciente y que su única labor es figurar como víctima ante la sociedad. dicen que uno de los más afectados es el profesor Eduard Granados -al cual y según pruebas presentadas por los estudiantes sobre los comentarios de esta en redes sociales y luego admitidos por ella- se refiere a él como “Un idiota con cara de droga” y hacia ellos como “reunión de torpes”
Después de esto queda uno en un dilema. ¿Es la joven una loba feroz disfrazada de incorruptible ovejita? ¿O es víctima de un plan fraguado con el único objetivo de acabar su creciente y publicitada vida?
Pues creo que no viene a ser ni una ni la otra. Es Alejandra la prueba fehaciente de que una idea es convertida en hecho real, que una síntesis se convierte en tesis atrayendo como por inercia la antítesis de la misma. En este mundo que se ha creado en el que es ella su principal protagonista, trata -con muy buenos resultados- que todos nos terminemos por involucrar ya sea en papeles antagónicos o de reparto pero en el que de alguna forma terminan favoreciendo a su imagen y a su currículo por supuesto como comunicadora social.