Hemos sido tristemente célebres los colombianos por las bobadas que copiamos de afuera. Desde la corbata hasta los camiones, pasando por las barras bravas, nuestro complejo chibcha nos da el convencimiento de que todo lo de afuera es bueno. Ahora la última estupidez fue el embeleco del youtuber. Si de pronto la motivación que llevó a Cecilia Álvarez y a Vicky Dávila a usar este medio para expresar sus opiniones hubiera sido influenciada por los jóvenes profesores alemanes de politología y filosofía que atacan el orden establecido a través de sus tratados audiovisuales, uno tendría un poquito más de conmiseración al escucharlas. Pero saber que bebieron de la fuente de Germán Garmendia y el colapso que generó su presencia en la Feria del Libro me hacen sacar mi lado más sádico.
De Cecilia Álvarez no voy a hablar porque debo confesar que fue tanta la vergüenza ajena que sentí que no terminé de ver los cinco minutos que dura su video. Ahora pienso que si lo vuelvo a ver podría ser hasta divertido, quien quita que la exministra encuentre su verdadero talento en el humor. Al menos ha dejado claro que no le tiene miedo al ridículo. Me voy a explayar un poquito, con el permiso de ustedes, en lo de Vicky. No voy a tocar los horrores técnicos que tienen los dos videos que ha subido, impropios en una exdirectora de noticias televisivas. Vicky, no puede ser que no sepas ni siquiera como se debe poner el celular para grabarse mejor. Además, hay que admitirlo, hasta ella, con su rostro bonito, luce fea en un primer plano. A veces pareciéramos estar viendo a la Chamita Cheer en vez de a la otrora mandamás de los noticieros.
Ahora, porque Carlos Julio Ardila la echó,
quiere convertirse
en una especie de Violeta Parra del periodismo
No, no voy a hablar de esto. No sé mucho de producción televisiva. En lo que si me voy a detener es en el cinismo. No puede ser que Vicky, la voz oficial de Uribe en sus ocho años de gobierno, venga a decirnos que ahora es una youtuber independiente porque se cansó de que los grupos económicos manipularan las noticias. Ella, que según entendido fue a la Casa de Nariño hace un año a pedirle a Santos la cabeza de su examiga Claudia Gurisatti, sabe más que nadie que acá los consejos de redacción son lo más parecido a un nido de víboras. Pero ahora, porque Carlos Julio Ardila la echó, quiere convertirse en una especie de Violeta Parra del periodismo, en una Alfonsina Storni dispuesta a dejarse devorar por el mar con tal de que su oficio sea un arte que permanezca diáfano y solo diga la verdad.
Calculadora y fría, Vicky se equivocó. Su evidente quemada en Youtube solo evidencia su desespero y, sobre todo, la falta de ofertas. TRO, Tele Caribe y demás canales regionales deben estar frotándose las manos porque su target habrá caído tanto que muy pronto hasta podrán hacerle una oferta.
Gracias a Cecilia Álvarez y a Vicky aprendí que lo que hace Germán Garmendia no es nada fácil, que hay que ser gracioso y tener timing y que uno llega a cierta edad en donde lo mejor es criar a los nietos en la tranquilidad de una hacienda en Sopó.