El día D del proceso de negociación entre el gobierno Santos y las Farc, fijado para el 23 de marzo próximo, cuando se realizaría la firma del acuerdo final de paz, preocupaba a negociadores y críticos del proceso. El gobierno insistía en que había que cerrar la negociación y firmar ese día, atendiendo el compromiso que el presidente Santos y Timochenko hicieron públicamente cuando se estrecharon la mano en La Habana el 23 de septiembre pasado, que la paz se firmaría en 6 meses. Las Farc, por su parte, venían advirtiendo que esa fecha no era inmovible y que no habría problema en concluir la negociación y firmar después. Entre tanto, los críticos aguardaban expectantes a que el término no se cumpliera para lanzarse a cuestionar la credibilidad y seriedad del proceso. Pero el anuncio de Obama de pisar Cuba el próximo 21 de marzo lo trastoca todo.
Todo indica que aunque las negociaciones en la mesa de La Habana están avanzando, no estarían concluidas para cuando Obama visite la capital Cubana, pero sí un acuerdo del cese al fuego bilateral, que sería un hecho político histórico, tan histórico como la visita de Obama (el único y último presidente en ejercicio que visitó la isla fue Calvin Coolidge, en 1928). La firma de un cese al fuego bilateral entre el gobierno y las Farc, con Obama abordo, imprimiría al proceso de paz un quiebre tan definitivo como positivo.