Hace días rodó por las redes, lo que al parecer fue, un editorial de The Washington Post, titulado: “O muere el capitalismo salvaje, o muere la civilización humana”. A mí me llegó un link el domingo de ramos. Estaba inquieto porque escuché las últimas palabras de Donald Trump muy temprano en NTN24. Me encontraba en la gran misión de preparar la comida, un “mote e´queso”. Mi esposa quedó, hace años, magnetizada con la receta que le dio mi tía Carlina en Sahagún; mi tía, –como bien la llama Abelardo De La Espriella, “Carlina, una mujer de ojos verde profundo, tez canela, carácter de hierro y fortaleza a toda prueba” –, le enseñó que el “mote e´queso”, para que quede más sabroso, también se le echa berenjenas sofreídas con cebollas en aceite de oliva. Desde ahí, respecto a esta maravilla gastronómica, ella quedó poseída en los sabores cordobeses obligándome, desde entonces, a ser el asistente perpetuo para estas delicias típicas de domingo. Mientras yo pelaba el ñame como buen lobo domesticado, recuerdo que escuchaba a Beethoven acuñado en un “vinito” a las diez como acto inconsciente de nuestra paradoja multicultural irreversible. En fin, me llegó un WhatsApp de mi amigo el pintor y caricaturista Roberto Rodríguez alias El Hereje, era un link de Facebook, pero una vez que lo abrí, era un vídeo de quizás Caracol TV con un resumen, a viva voz, de los supuestos puntos tratados por el editor en contra del capitalismo.
Ahí, me asaltaron al menos tres fuertes impresiones; la primera, pues no es común en los medios este tipo de pateadas de loncheras. En lo que cabe de un gran dilema editorial o más bien en la pugna sempiterna e intrínseca de los medios, como la lucha entre los centímetros del aviso publicitario del anunciante con el espacio de más para la columna de opinión o tal vez, la noticia. La segunda, que a la altura de los vinos se me olvidaba cómo se hacía la berenjena para que quedará como un aderezo de confección sabanera a lo mi compadre Alex Quessep o mejor aún, a mi tía Carlina. Y la tercera, tal es nuestro impacto, nuestra crisis, que algunos que se llamaban capitalistas se han envuelto en el devenir medieval de la escolástica, donde la fe supera siempre al conocimiento; donde la autoridad de los capitales, ya no basta ante las razones actuales, pero peor aún, toda razón frente a la crisis se hace insuficiente sin la experiencia y experiencia de conciencia humana.
En fin, quise indagar más y no encontré dicho editorial en la web, lo habían borrado de Caracol TV y en últimas, en el Diario la libertad encontré lo que podría ser su traducción, pero la ortografía no me convenció. En ese instante, entendí que me encontraba ante una noticia falsa y es que aparte que estamos en este vía crucis, en eventos como este, se hace evidente el aspecto negativo de la desinformación por las redes sociales y lo viral en la era digital general.
A pesar de ello, decidí analizar la nota falsa (fake new). En ella, el autor de “O muere el capitalismo salvaje, o muere la civilización humana”, inicia con la salvedad innecesaria de no ser comunista y con la afirmación de seguir siendo un fiel Demócrata de ideas Republicanas.
Esto sí, el autor de dicho texto, inicia como un buen observador agudo de la sociedad y apela a la sutil denuncia de las dicotomías sociales respecto a la posición moral sobre el capitalismo. Presenta como ejemplo de antítesis humana, que los hombres se inspiraron para su progreso exterior, personal y colectivo en las ideas de libros como “La riqueza de las naciones” de Adam Smith, pero dejando de lado, la importancia de preservar el interior de toda avaricia, como la que aparece en un libro del mismo autor llamado: “Teoría de los sentimientos morales”.
Luego de esto, continua con una serie de asociaciones entre deducciones propias de la palestra subjetiva de un editorial con hechos objetivos de gran conocimiento público y que van desde la sentencia: “La obsesión del oro negro, llevo a George W. Bush invadir y a atacar medio oriente”, hasta la plétora descomunal que denunció Julián Assange, fundador de Wiki Leaks. Palabras más, palabras menos, el autor nos lleva a la conclusión que la misma humanidad ha sido la mayor víctima de la avaricia humana y que el verdugo ha sido este capitalismo; este, un salvaje que ha destruido rápidamente los recursos naturales, ha explotado al hombre y, sobretodo, la manipulación de las mentes humanas, convirtiéndolas en prisioneras de la gran cárcel que se llama: sociedad de consumo.
Para terminar, dejo un aparte de este supuesto editorial, que bien puede ser o una noticia falsa o una gran reflexión histórica: “La nueva pandemia ha quitado el velo ilusionista, y el maquillaje hipócrita de la Civilización; la Italia de Rómulo y Remo, de los Cesares, de Marco Polo, de Leonardo Da Vinci, de Galileo Galilei, de Luciano Pavarotti, de Benito Mussolini, de Silvio Berlusconi, de Andrea Bocceli, de Roberto Baggio, de Paolo Maldini, de Gennaro Gattuso; la Italia que pagó el fichaje más caro de su historia por el portugués Cristiano Ronaldo, 122 millones de euros; sí esa misma Italia que tuvo que desconectar la respiración artificial de sus ancianos, para luego verlos morir”.
