Cuando escuchamos hablar del Valle del Cauca de inmediato imaginamos, brisa, terrenos planos y clima cálido. Sin embargo, hay un municipio al norte que, además de ser de clima templado/frío (un promedio de 14 grados), es lugar de residencia de los habitantes más longevos del departamento, superando los 95 y hasta el siglo de vida.
Este municipio es conocido como el pesebre, debido a la forma geográfica de su construcción, aquella que le dieron junto a otros mis tatarabuelos que venían primeramente de Sonsón (Antioquia) y que luego agrandaron la familia con sus esposas de Aguadas (Caldas) para finalmente llegar a ese lugar, en una colina, donde se ubica la iglesia y el marco de la plaza, y todo alrededor literalmente como un pesebre, construido de manera descendente por las laderas que lo rodean, tal y como una representación decembrina.
También tiene otro rasgo particular, y es que la mayor parte de su población es campesina y habita en las veredas, lo que hace que su ritmo de vida y sus relaciones sociales sean marcados por el cantar del gallo en las madrugadas y el galopar presuroso cuando cae la tarde.
Frutas de clima frío como las papayuelas o las coles, los alimentos cultivados en esas tierras, la calidad de vida, siendo uno de los municipios más tranquilos del país. Han hecho elevar la expectativa de vida de sus habitantes, lo que hace que sea la tierra de los mayores de cien años, de los centenarios. Entre ellos, mi tía abuela Emilia Giraldo Ocampo, quien este mes cumplió 101 años y está tal y como la ven en la foto (portada).
Mi otro tío, José Domingo, tiene una tienda que el mismo atiende a sus 93 años. Hace años, fueron premiados como municipio por el excelente uso dado a las regalías, tema que en casi toda parte es materia de conflicto.
A mitad de año, llega lo más esperado por propios y extraños, la neblina, de la cual en su honor se celebran las fiestas, lugar obligado de encuentro y goce para propios y turistas.
Un pedacito de Colombia, que tiene las empinadas calles de Manizales, la tranquilidad de Pijao, la longevidad de Neira, y la comida de Nariño. Un lugar para visitar y llevar siempre en el corazón.
Posdata. Feliz cumpleaños # 101, tía Emilia.