Se llama Verónica y su apellido es Machado. Se hizo famosa, pero no por salir desnuda en alguna revista o participar en un reality, sino porque fue la primera persona vacunada en Colombia. Su profesión, enfermera. Desde luego fue el centro de atracción de todo el país, sobre todo del gobierno nacional.
Famosa Verónica no solo por ser la primera vacunada, sino por la foto del presidente Duque con ella. Algo para mí, insulso, un show o un circo, defínanlo como ustedes quieran. Bueno, todas esas escenas caricaturescas iniciaron cuando llegaron las vacunas el pasado lunes. Estaba el presidente Duque, la vicepresidenta Martuchis, el ministro de Salud, y los medios de comunicación tradicionales al pie del cañón, cubriendo la noticia, ya que no saben cómo lavarle la imagen a Duque.
En Barranquilla, también el presidente Duque se tomó la foto con la jefa de servicio general de la clínica Adelita Char, primera persona en ser vacunada en la ciudad de Barranquilla. Se llama Liseidis Pérez.
La prensa desafortunadamente se enfocó en la profesión y el cargo de las respetadas señoras y ya. O será más bien, imagino yo, que el presidente Duque, lejos de los reflectores de las cámaras, políticos oportunistas y lagartos de siempre, se acercó a cada una de ellas y les preguntó: ¿cómo está estipulado su contrato?, ¿cree que gana un salario digno?, ¿siente que tiene calidad de vida?, ¿le pagan su salario puntual?, ¿quiere que le aumenten el sueldo?, ¿trabaja en exceso?, ¿cuánto tiempo duró buscando trabajo?
Eso pienso yo acá ingenuamente, porque la verdad no creo que nuestro presidente haya tomado la molestia de indagar sobre la situación económica de las primeras vacunadas. Creo que para el momento que vivimos, el contexto de las múltiples denuncias de los profesionales y trabajadores de la salud en el trato laboral de explotación que por años reciben, todas las cámaras debieron ser para responder inquietudes de ambas, pero no, se fueron por temas banales.
Verónica y Liseidis representan al pueblo, mujeres valerosas. Ellas hacen parte de esa clase trabajadora explotada que labora con deberes, pero sin derechos; es decir, ni vacaciones, ni primas, ni mucho menos el derecho a protestar. Esa es la Colombia real, la que nos quieren ocultar a través de una sonrisa en una foto con el presidente.