Nadie sabía quién era Verónica Alcocer hasta enero de este año, cuando en las fiestas de Sincelejo, salió luciendo nueva piel. Comparar las fotos de hace unos años con la imagen que proyecta ahora la primera dama muestra el talante y voluntad de esta sucreña aguerrida que no le tuvo miedo a nada, ni siquiera a casarse, ella tan católica y titina, con un exguerrillero 20 años mayor que ella. El cambio extremo de Verónica ayudó a catapultar a Petro. En los petrovideos publicados por la revista Semana se nota que la Alcocer sabe poner en su sitio a su esposo, siempre tan llevado de su parecer. Suya fue la idea de nombrar como fórmula vicepresidencial a Francia y el tema de la mujer tendrá protagonismo inusitado en este gobierno gracias a ella. Los que votamos por Petro le agradecemos su trabajo por agarrar pueblo. Sin embargo, los que votamos por Petro también tenemos el derecho de disentir, de no perder el espíritu crítico sobre todo cuando uno tiene la responsabilidad de salir en una tribuna como esta.
Está fantástico que la primera dama tenga un papel protagónico. No queremos volver a tener en la Casa de Nariño a una ama de casa como María Juliana Ruiz, arrumada por un esposo de firmes convicciones católicas y uribistas. Las queremos activas ayudando a artesanos del Pacífico y del Eje Cafetero cruzada que piensa emprender Alcocer. Pero en esta foto se revela que la familia presidencial debe estar escuchando los cantos de sirena de sus aduladores. ¿Cuál es la necesidad de vender la imagen de blanca salvadora? A mí esta imagen se me hace tan repugnante como la de que publican los estudiantes de antropología de Los Andes que van por primera vez al Petronio Álvarez y deciden pedirle una foto al primer negro de afro y exótico que se encuentren para demostrar lo amplio de mentes, lo progresistas que son.
Verónica al fin y al cabo, es otra señora bien, y que quiere ser una dama rosada bonita
Verónica ha dado muestras de divismo en los pocos días que lleva de Primera Dama. Traer desde España a Eva Ferrer, politóloga que nunca ha ejercido y que tiene como único mérito ser íntima de Alcocer, para que de órdenes en la Casa de Nariño ha caído mal incluso entre la gente que la rodea. El 7 de agosto, día de la posesión de Petro, sus escoltas paralizaron durante horas la calle 116 del norte de Bogotá mientras Norberto le hacía su peinado a lo Lady Di. Ese día tuvo otra pataleta y dejó colgado el diseño que le había hecho Diego Guarnizo para lucir ese dudoso homenaje al Papa Francisco.
El lado más frívolo de Lady Di fue precisamente el de su humanitarismo barato, humanitarismo de dama rosada. Lo grande de Diana Spencer fue su capacidad de desafiar a una de las reinas más poderosas en la historia de Inglaterra. Su rebeldía incluso la pudo llevar a su muerte en un túnel de París hace 25 años. Pero eso no le importa a Verónica que, al fin y al cabo, es otra señora bien, y que quiere ser una dama rosada bonita. Necesitamos más obras y menos fotos. Necesitamos muestras de que ellos son diferentes a los presidentes del poder que tanto criticaron. Y ojalá la Primera Dama tenga otros objetivos que querer ser como una Lady Di del trópico ya que está quedando es como una burda imitación de Tutina.
Adenda: Lamentables los incumplimientos de Petro a la cúpula militar. Lamentable además que su oficina de prensa no pueda sacar ni siquiera una versión a los medios. Lamentables los rumores que circulan alrededor de él. Lamentable que empecemos a desilusionarnos tan rápido.