Después de salir intempestivamente del crítico a la reforma a la salud, Alejandro Gaviria, que se desempeñaba en el ministerio de Educación y de las ministras María Isabel Urrutia, de Deportes y Patricia Ariza, de Cultura, el gobierno del presidente Petro vivió la semana más convulsionada desde su posesión.
No sólo porque el Consejo de Estado y la Corte Constitucional limitaron sus poderes extraordinarios para intervenir en la fijación de tarifas de energía y otros servicios públicos, y en reformas, como la de la salud, según sean tramitadas como leyes Estatutarias, que modifican la Constitución u Ordinarias, que apenas la desarrollan y reglamentan.
También por el asesinato de un Policía del ESMAD y dos civiles, durante la asonada de un grupo de campesinos del Caquetá que se tomaron un pozo petrolero operado por una empresa china y secuestraron durante varias horas a 77 uniformados a quienes despojaron de sus equipos, armas y pertenencias personales.
Como si esto fuera poco, además del proyecto de la Reforma a la Salud presentado por la ministra Corcho, los partidos Liberal, Conservador, y de la “U”, todos de la coalición de gobierno, anunciaron sus contrapropuestas; mientras la oposición representada en Cambio Radical y el Centro Democrático radicaron sus proyectos para discutir en el Congreso; sin olvidar la roncha que entre los empresarios causó el proyecto de reforma laboral que vuelve a reconocer horas extras después de las 6 de la tarde, contratos a término indefinido y otras prestaciones que habían desaparecido desde el gobierno de Uribe.
De ñapa: el cese de vuelos de Viva Air, que después de una cuestionada asociación ilegal con Avianca y vender miles de tiquetes, en varios aeropuertos del país, dejó varados a multitudes de pasajeros.
Pero faltaba lo peor: la denuncia que en entrevista concedida a Vicky Dávila de la revista Semana, hizo la ex pareja de Nicolás Petro, hijo mayor del presidente y diputado a la Asamblea departamental del Atlántico, quien, antes de la elección presidencial, entre mafiosos como “el hombre Malboro” y el “Turco Hilcasa”, recolectó cuantiosos fondos, supuestamente para la campaña de su padre, pero finalmente desviados en su beneficio.
-“Debido a la información que se rumora en la opinión pública sobre mi hermano Juan Fernando Petro y mi hijo mayor, Nicolás Petro Burgos, le pido al Fiscal General adelantar todas las investigaciones necesarias y determinar posibles responsabilidades”.
Y aunque dijo que confiaba en que ambos puedan demostrar su inocencia, fue más allá. Señaló que quien quiera interferir en el proceso de lograr la paz, o sacar provecho personal de esta, no tiene cabida en el Gobierno, incluso si son miembros de su familia.
Ese respeto a la división de poderes, convocando a la Fiscalía, ya lo había hecho el mandatario cuando se sentó con el fiscal Barbosa a evaluar por qué no procedía el levantamiento de órdenes de captura para miembros de organizaciones criminales que pidió su Gobierno en el marco de la ‘paz total”- informó el diario El Tiempo.
Que sirva el escándalo desatado por el hijo mayor del presidente, para que su actual esposa Verónica Alcocer, no exceda sus funciones y determine nombramientos de entidades como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, y se la postule como futura candidata presidencial.
Evita, con su populismo a favor de los descamisados surgió a la sombra de su esposo el general Perón. En Colombia el general Rojas Pinilla, copió el ejemplo intentando hacer de su hija María Eugenia, una Evita colombiana, a la que sus hijos Samuel e Iván la decepcionaron con el robo a Bogotá, desde la alcaldía. En Argentina más reciente, Kirchner dejó a Cristina, su mujer, de heredera y en medio de la corrupción, esta quiere dejar a sus hijos de sucesores, sin olvidar el matrimonio maquiavélico que maneja a Nicaragua como una finca peor que la que administraba la familia Somoza a la que derrocaron los sandinistas. Durante el gobierno de Uribe sus hijos aprovecharon para hacer lobby aprovechando su posición privilegiada y beneficiarse de multimillonarios negocios. En el de Duque, no faltaron los escándalos no investigados sobre la participación de la madre del mandatario en negocios alrededor de predios decomisados a narcos y administrados por la SAE, en los que estuvo implicado el detenido senador caldense Mario Castaño.
A un gobierno que se propone hacer grandes reformas y consolidar la Paz total, y a un presidente como Petro, que desde el inicio de su carrera parlamentaria se caracterizó por su enconada lucha contra la corrupción y abusos de poder a todos los niveles, le corresponde pararse firme, cuando su familia y supuestos amigos interfieren en beneficio propio y tempranamente ponen en peligro la gobernabilidad. Obró en consecuencia al solicitar a la fiscalía que adelante pronta investigación.