Como primera afirmación mordaz es que se invierte la carga de la prueba: todos tenemos coronavirus, excepto que se demuestre lo contrario.
La segunda es que un enemigo invisible que acecha desde las sombras detrás de un estornudo casual y que se propaga a velocidad supersónica está haciendo estragos en sistemas de salud del primer mundo.
Con las medidas de distanciamiento social y cancelación de eventos de todo tipo, la pregunta que el planeta se hacen es cuánto tiempo estaremos con la vida cotidiana alterada. Lo que necesitan los países que están a punto de alcanzar el pico de la epidemia es tener claro cuál va a ser la "estrategia de salida", es decir, cómo van a levantar las restricciones y volver a la normalidad, pese a que el coronavirus no va a desaparecer.
Una vacuna debe dar inmunidad a alguien para que no se enferme si se expone al virus, pero se estima que no estará lista entre 8 y 12 meses, algunos dicen que es un santiamen.
Si se vacuna a suficientes personas, en torno al 60% de la población, y el virus no es capaz de causar brotes, se alcanza lo que se conoce como el concepto de inmunidad colectiva. Hace poco recibió una vacuna experimental en Estados Unidos la primera persona, después de que se permitiera a los investigadores saltarse el procedimiento habitual de realizar primero pruebas con animales.
La investigación de vacunas se está llevando a cabo a una velocidad sin precedentes, pero no hay garantía de que sea exitosa y requerirá inmunización a escala mundial. Si los países del mundo levantan las restricciones que frenan el virus, entonces los casos inevitablemente se disparará.
Impacto en educación
La UNESCO, por su parte, está monitorizando el impacto del Coronavirus en educación. Al 10 de abril, 198 países han cerrado escuelas y universidades de todo su territorio, impactando más de 87% de la población estudiantil mundial, esto es 1.680 millones. Asimismo, alrededor de 69 millones de maestros en el mundo tampoco pueden trabajar en las aulas.
No es posible pensar que los estudiantes volverán pronto a la normalidad académica porque en un supuesto caso de rebote del virus seria una condena que sucediera con los estudiantes en las aulas. se prevé que en el planeta podrían regresar a clases cotidianas la mayoría de estudiantes dentro de 4 o 5 meses.