Hace unos días me encontré con los escritos de Iván Gallo, en la página de Dosorillas.co, al leer en primera instancia me genero mucha molestia, pero al pasar los días pude reflexionar que tiene mucha razón y como cucuteño puedo decir que Cúcuta es la ciudad de los toches y no lo digo como gentilicio sino como cuando en Cúcuta se dice “No me crea tan toche”.
Nací Cucuteño, pero he vivido mucho tiempo en Bogotá y siempre quise esta ciudad, a pesar de su sofocante calor, pero al regresar a vivir por un tiempo en esta ciudad pude ver que la ciudad no ha avanzado nada, a pesar de los dos centros comerciales, antes veo que se ha estancado, se ha convertido en un nido para las ratas, en una ciudad en la que reina la desesperanza y el aburrimiento.
No hace mucho salí al centro de la ciudad con mi hermana y al ver las cosas como están lo único que pude decir era que la única manera de vivir en Cúcuta era vivir del Contrabando, de lo Ilegal o de robarle al estado, además los cucuteños se han acostumbrado a vivir en la crisis no quieren ver más allá de Venezuela y esto último históricamente ha sido así, los comerciantes e industriales del Norte de Santander han visto en Venezuela su mercado natural, lo cual es lógico teniendo en cuenta que se trata de una ciudad fronteriza pero al hacer esto se han olvidado reforzar los vínculos con Colombia, tanto es que al momento del cierre de la frontera por parte de Venezuela la economía del departamento han entrado en franca debacle. Hoy por hoy, la ciudad ocupa los primeros lugares en tasa de informalidad y desempleo entre las ciudades capitales del país, por otra parte, es considerada una de las ciudades más corruptas del país, tan solo detrás de Arauca y para terminar e complicar las cosas tenemos una gran afluencia de venezolanos y colombianos procedentes del vecino país que buscan como pueden sobrevivir en la ciudad y ganar algo de dinero para poder llevar algo de mercado y útiles de aseo hacia Venezuela.
Realmente es frustrante como los cucuteños somos alzados y peleones por las cosas más toches, pero para lo que de verdad hay que pelear y armas zafarrancho ahí si son bien dormidos y calmados. Es algo bien conocido entre los cucuteños que en la practica el que gobierna en la ciudad no es otro que el preso Ramiro Suarez y que para poder trabajar en la alcaldía de Cúcuta toca pagar el “Bono de Ramiro Suarez” que consisten en entregar 200.000 pesos del salario o un porcentaje de este con tal de mantener el puesto y que entre los últimos meses del años cuando se acaba el contrato hasta el mes de marzo hay que seguir trabajando gratis hasta que vuelvan a renovar el contrato pero ojo el no recibir salario no implica que no se pague el bono de Ramiro Suarez y estos meses de trabajo tampoco significan que lleguen los salarios de los meses en que se trabajó mientras se firmaban nuevos contratos… no, no, no señores la plática de esos meses se perdió y se perdió en el bolsillo de los políticos ladrones de esta ciudad y mejor ni repito el nombre del padrino detrás de esta enorme operación de robo y desfalco no solo al estado sino también a los cientos de empleados de las entidades de la ciudad. Y cabe aclarar que no solo sucede en las entidades que dependen de la alcaldía sino también en aquellas que dependen de la gobernación por ejemplo en la Corporación autónoma de la frontera mejor conocida como Corponor, alguna vez una amiga mía se fue para Bogotá porque se cansó de trabajar gratis desde diciembre hasta marzo, en aquella ocasión no lo quería creer, es imposible o ¿acaso el gobierno nacional no gira el dinero de estos salarios? ¿Y si lo hace en donde termina? Pregunta estúpida con respuesta más que clara en los bolsillos de algún político…
Esta ciudad es de toches porque, aunque “de algo hay que vivir”, los cucuteños se ha dejado robar a cambio de unos pírricos mercados, porque los cucuteños extrañan al ladrón de Ramiro Suarez “que, aunque robo algo hizo por la ciudad”, esto último son dos o tres puentes, dos de ellos o mal construidos o mal ubicados, la mejora del estadio de la ciudad…
Mientras que los cucuteños sigan dormidos, no serán solo toches sino también estúpidos y los cucuteños que viven fuera al igual que los habitantes de otras ciudades, se preguntaran, ¿los cucuteños son tan toches?
